Héroes y antihéroes de la DANA

Les hemos visto luchar desde los primeros instantes de la inundación, cuando descubrimos en ellos a los que saben el valor de la vida, y era aquello un brote más del gran espíritu de España, que es espíritu corajudo y batallador. Nos habían hecho creer ... que el españolito era manso, hombre y mujer pastueña que se resigna, pero con barro y palos han afeado a la autoridad (in)competente su lenta y negligente gestión de la dana. Trascendidas las acusaciones cruzadas entre la clase dirigente y las guerras propagandísticas, ya se escapa la verdad a las definiciones de gabinete de que el cambio climático ha tenido la culpa de todo y, por supuesto, el contendiente político. La realidad de lodazal comienza a volver a sus figuras anecdóticas, como el rescate de la tortuga estresada y la recuperación del viejo Mercedes, que ha arrancado a la primera tras llevar días sumergido. A los carteles del gran circo mediático se le van sumando los monstruos que habitan entre nosotros: la diputada de Sumar Aina Vidal, que dijo «los diputados no estamos para ir a Valencia para achicar agua»; Carlos Mazón, otrora cantante de Eurovisión, que llegó tarde a la primera reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada y activó la alarma de los teléfonos móviles a las 20:12, que sonaron en vano en los bolsillos de los ahogados, o el propio presidente Sánchez, que en el momento más crítico aseguró sin pestañear que «si necesitan más recursos, que los pidan». Siempre habíamos visto en nuestros políticos una orfandad ética, pero tras las horas largas y crueles de los vecinos cumpliendo sus heroicidades y rescates que hemos visto gracias a las decenas de vídeos grabados, podemos asegurar que los españoles estamos vendidos ante la catástrofe. Será un paisano el que nos salve la vida, porque esa –y no otra– es el alma española.