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Después de un año de pandemia, entre la tercera ola que no acaba de remitir y la cuarta que amenaza tras la Semana Santa, con discutidas restricciones y la vacunación a paso lento, así discurre la crisis más grave en cuatro generaciones que ... iba a cambiar radicalmente la vida de los ciudadanos, pero también las actitudes, los focos de atención y las prioridades de la política. Y sin embargo, el debate vuelve sobre asuntos tan manoseados como la depuradora de Vuelta Ostrera, la escollera de La Magdalena o el titubeante desarrollo de la energía eólica.
El Ministerio para la Transición Ecológica señala ahora la ubicación de la futura depuradora de Vuelta Ostrera en Cortiguera, a 300 metros de la actual, cuya demolición ordena la Justicia, después de muchos años de vaivenes en los que se han manejado varios emplazamientos, también éste. El proyecto no acaba con el conflicto y a saber si la decisión es definitiva. En la división de opiniones, el presidente Revilla se declara más o menos conforme con el enclave elegido, pero no pierde la oportunidad de ponerse a favor del viento de la opinión pública, que entiende bastante mal la idea de construir la nueva depuradora junto a la actual con un gasto que casi cuadruplica el inicial (de 24 a 87 millones, oficialmente) a cuenta de la caja pública que a fin de cuentas es la que paga la chapuza de los técnicos en la primera instalación, la desidia de los políticos, el celo ecologista y las lentas pero inexorables resoluciones judiciales. Y en el largo debate sobre Vuelta Ostrera II, ni siquiera se ha explorado con interés la posibilidad de que alguno de los eventuales emplazamientos recibiera a cambio una contraprestación económica, algo así como el canon del vertedero de Meruelo, una gran fuente de riqueza para ese municipio.
Vuelta Ostrera no es el único asunto espinoso que tiene pendiente en Cantabria el ministerio de Teresa Ribera. Ahí están las escolleras de La Magdalena, que la ministra abogaba por culminar en el verano de 2019 y un año después impulsaba el expediente para su demolición. Ahora, un grupo que defiende la infraestructura se propone dar la 'batalla cultural' en la calle y en la playa contra los detractores.
En este tema se da una curiosa conexión con otro de los 'recados' que la ministra manda a Cantabria, la protección del lobo. En el Ayuntamiento de Santander, como en otras muchas corporaciones, los partidos políticos abordan la cuestión que pone en evidencia las diferencias internas en el PSOE. Mientras que Zuloaga y los suyos apoyan en el Gobierno regional y en el Parlamento el control de la especie como las demás fuerzas, los socialistas santanderinos siguen la estela de su jefe, el diputado nacional Pedro Casares, al respaldar la protección especial dictada por Teresa Ribera. O sea, antes que nada hay que defender al Gobierno de Pedro Sánchez y devolverle el favor a la ministra por su anuncio de derribar la escollera.
El departamento de Transición Ecológica también está involucrado, de forma paralela al Gobierno de Cantabria, con la nueva oportunidad para el desarrollo eólico en Cantabria, paralizado por los tribunales, por la crisis y por el cambio político hace una década. Como era de prever, la controversia crece imparable desde las comarcas afectadas al conjunto de los ciudadanos y a las instancias políticas. El rechazo constatable en diversos sectores y la insuficiente normativa energética y medioambiental de nuevo pueden poner en peligro el impulso eólico. Todos los partidos se dicen partidarios, a veces con la boca pequeña, pero el consenso se ve lejano, Más bien será una materia para duras discusiones en la segunda mitad de la legislatura. Hasta en la coalición de Gobierno las sensibilidades son distintas entre el PRC, que lidera la iniciativa, y el más cauteloso PSOE. O sea, justo al revés que en el primer intento cuando los socialistas estaban al frente de la promoción eólica y el regionalismo se quedaba en la retaguardia.
Vuelta Ostrera, las escolleras de La Magdalena, el plan eólico, el destino de la Residencia Cantabria, la mina de zinc, La Pasiega, el Mupac… Debates interminables, y a veces estériles, sobre proyectos que en el transcurso de los años siguen en el aire, sin perspectivas claras ni recursos para su materialización en este 'periodo especial' que marca la crisis del coronavirus. Bien está abrir el foco hacia iniciativas transformadoras de largo recorrido, pero también hay que bajar a ras de tierra y a lo urgente. Más energía y todos los recursos disponibles para enfrentar la crisis y proteger a los sectores más afectados, y menos resignación cuando el dinero del Estado y de la Unión Europa llega a cuentagotas o no acaba de llegar a Cantabria. Como tantas veces, marcan la pauta de la reivindicación y el consenso los ayuntamientos de todos los colores, que con sus fondos escasos han sido los primeros en volcarse en la atención a los ciudadanos desde el primer día de pandemia.
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