Lo dejo (o no)

Su apoyo era uno de los «niveles» en los que se sustentaba nuestro pacto y tenía plena confianza en ella. Pero no, «ha roto su palabra», me ha «traicionado». Además, con lo que tengo que padecer después de cada comentario... Todos son críticas. Se amontonan. Nadie está contento y pocos me entienden, pero sé que es un «peaje» que hay que pagar –por una módica cantidad, claro–. Así que estábamos en ello, aguantando las presiones, esperando a que se cumpliera el pacto y de reojo, sí, mirando la cuenta bancaria. Hasta que se me ha agotado la paciencia: «No se me puede decir que 'no' y que, no obstante, cumples con todo lo que teníamos acordado».

Lo dejo... ¿Lo dejo? Uf, estoy empezando a tener dudas. Sudores fríos. ¿No será mejor dar marcha atrás? Sin duda. Total, no seré el primero ni el último. En primer lugar, que quede claro «mi máximo respeto» a la dirección. No pasa nada, ha sido un calentón, ya habrá tiempo de cumplir el pacto. Quiero seguir trabajando que ahí afuera hace mucho frío. Y otra cosa: «Defenderé todo lo que sea bueno» para la Redacción. Además, con lo que disfruto escribiendo estos comentarios... Espero que no haya «represalias». Era de broma. Un «sainete».