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Poco le ha durado la paciencia a José Luis Oltra, soliviantado a las primeras de cambio en cuanto se le cuestiona por una decisión que, a todas luces, salió rematadamente mal. Intuyo que la imagen tan deficiente que ha ofrecido el equipo en ... los dos últimos partidos, y de la que él es máximo responsable, haya contribuido a que la piel del técnico se haya vuelto tan fina. Considera Oltra que quienes defendemos que la cantera debe tener mayor protagonismo en un club como el Racing somos unos demagogos. Acabáramos. Estoy curado de espanto en lo que a barbaridades hace referencia alrededor de este club y la del técnico valenciano no será la última. Pero hay que tenerlos cuadrados para soltar semejante ocurrencia tras los dos últimos ridículos protagonizados por su equipo. Se ve que nos irá mejor con Toribio superado y fuera de sitio, con Buñuel ausente desde hace meses o con Minero mostrando la viva imagen de la impotencia en cuanto le encaran en el uno contra uno. Eso es lo ideal para Oltra, a quien nadie ha pedido que jugara de inicio en Málaga con canterano alguno. Sencillamente, se demandaba una cuestión de mínimos y hasta de sentido común: que, ante la ausencia de jugadores específicos para el centro de la defensa, completara la convocatoria con algún futbolista del filial. Pero para el actual entrenador, pedirlo es hacer demagogia. Me pregunto qué entenderá por hacer el ridículo, que es lo único que el Racing ha hecho bien las dos últimas semanas.
Con la campaña casi vista para sentencia, el fracaso salta a la vista y lo grotesco parece haberse convertido en el único patrimonio que nos queda, a punto de culminar el tercer descenso a Segunda B de las últimas ocho temporadas. Nadie pide ya salvar la categoría, sólo deambular lo que resta de competición con un mínimo decoro, sin dejarse por el camino jirones de prestigio y sin perder de vista las señas de identidad, que en gran medida pasan en este club por la cantera, por más que a Oltra le pese.
En pocas semanas el Racing regresará al kilómetro cero, aquel que nos llevó una tarde de agosto de hace ocho años a Luanco. Allí nos dimos cuenta de que la herida era más profunda de lo que creíamos, tras caer a una dimensión desconocida: el fútbol no profesional. Desde aquello, la prisa ha sido la única máxima en este club, que en absoluto se ha preocupado de crear nada para el futuro. Estamos en el mismo lugar que hace ocho años, sólo que esta vez no tenemos a los gemelos San Emeterio ni a David Concha para enjuagar el ridículo. Los casi dos millones de euros que el Racing obtuvo por la venta de estos tres jugadores son pura demagogia para Oltra.
Tengámoslo claro para los meses venideros: los jugadores de Segunda B son de Segunda B y sólo pueden jugar en Segunda B. Los de la cantera pueden ser de Segunda B, pero resultan infinitamente más baratos. Y además, como siempre resultó en Cantabria, de vez en cuando hasta muestran hechuras de categorías superiores. Eso, señor Oltra, no es ser demagogo. Es, sencillamente, conocer el lugar en el que uno se encuentra.
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