Por los derechos de la mujer

Las mujeres con cáncer de mama, como parte del movimiento asociativo y como ciudadanas conscientes, no somos ajenas a las realidades en las que vivimos, porque formamos parte de la sociedad como empleadas, profesionales, amas de casa, empresarias, funcionarias, trabajadoras y nunca nos hemos resignado  a que los derechos sean considerados como una mercancía y a que la vida y la salud se consideren como un mero elemento contable o presupuestario.

Rechazamos las actitudes de quienes niegan o cuestionan los derechos de las mujeres, porque la libertad, nuestra libertad, es hoy un patrimonio colectivo que debemos defender y rechazamos los discursos de quienes niegan la violencia de género, porque esa negación supone un grave retroceso respecto a los derechos que hemos conquistado con mucho esfuerzo. Creemos en la vigencia del Pacto de Estado contra la Violencia de Género alcanzado en nuestro país. Solo desarrollando una concienciación social que fomente el rechazo a todas las actitudes violentas y discriminatorias y mediante la formación en valores como la igualdad, la solidaridad, el respeto y la tolerancia, conseguiremos desterrar la violencia de género en nuestras sociedades.

Seguiremos trabajando para proteger a las mujeres frente a cualquier atentado a su integridad física; para mejorar sus condiciones laborales y salariales; para eliminar obstáculos que impiden avanzar hacia una igualdad real entre hombres y mujeres; para erradicar la violencia de género; para acabar con la brecha salarial y la precariedad laboral; para poder conciliar la vida laboral con la familiar y para hacer realidad una mayor corresponsabilidad en el reparto de las tareas domésticas y las responsabilidades familiares. No admitimos como normal que se renuncie a la mitad de los recursos humanos disponibles.

Hacemos nuestros los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, aprobada en septiembre de 2015 por Naciones Unidas, que incorpora el compromiso con la igualdad de género de forma integral y trasversal, con base en los compromisos y normas enunciados en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Cedaw). La incorporación de la mujer al mundo laboral, no ha hecho que desaparezca la desigualdad salarial como expresión de la peor discriminación de la mujer. Nos preocupa la brecha salarial y las causas que originan las interrupciones y limitaciones en la carrera profesional de la mujer. Debemos recordar, que la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) en 1951 adoptaba el Convenio número 100 sobre 'Igualdad de Remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina', lo que ha servido para elevar a derecho fundamental el principio de no discriminación de «salario igual a trabajo de igual valor».

Las mujeres no pueden quedar relegadas ante los retos que afronta nuestro mercado laboral en el ámbito de la innovación tecnológica. No pueden ver incrementadas la desigualdad y la discriminación en el acceso a los nuevos empleos. En el mercado laboral las mujeres no pueden seguir protagonizando la temporalidad, la precariedad, el incremento de las tasas de paro y la feminización del trabajo a tiempo parcial. No fuimos las causantes ni las responsables de las crisis económica y financiera, pero hemos sido las víctimas más directas de sus consecuencias. Como parte de esta sociedad preocupada por su presente y su futuro, en el Día de las Mujeres, nos sumamos a los llamamientos para modificar actitudes culturales que se encuentran en la base de la discriminación y que son un obstáculo para avanzar en una sociedad más igual, equilibrada, activa, cohesionada y justa. Las mujeres queremos formar parte de una sociedad dinámica, participativa, e inclusiva, una sociedad donde nadie sobra. Las mujeres queremos protagonizar los sueños y las esperanzas de la sociedad de la que formamos parte; una sociedad plural formada por hombres y mujeres iguales que trabajan y se esfuerzan para hacer realidad un futuro mejor.