Desafortunado

Hasta que llegó él y nos alegró el día al decir que el auto judicial que obligó al Gobierno de Cantabria a levantar el límite de cierre de la hostelería a la una de la madrugada «es desafortunado». Toma ya, sin inmutarse. Adiós a los tópicos y lo políticamente correcto. Si hay que reñir a los jueces pues se les riñe, que para eso es él (debió pensar) la máxima autoridad sanitaria y seguimos en pandemia. Acaso no se dan cuenta de que «no puede ser que Cantabria esté sin ningún límite horario». Me temo que han irritado al consejero: «¡Somos los únicos de España!». «¡No puede ser!».

Con lo tranquilo que se le veía. ¿Qué le han hecho? Si antes no era así con ustedes. Acataba lo que sentenciaban, sin rechistar. Aún recuerdo lo que decía en el mes de abril cuando le obligaron a vacunar al personal médico privado de la región: «Los autos no hay que valorarlos, nosotros siempre respetamos a la Justicia, por lo tanto las resoluciones de los jueces hay que aplicarlas, que es lo que vamos a hacer». ¿En qué quedamos? ¿Qué le ha pasado ahora? ¿No había que aplicar las resoluciones?

En fin, señorías. Que se ha enfadado con ustedes. No le ha sentado bien eso de que «no sólo nos regimos por criterios sanitarios sino por la estricta legalidad» y tampoco que rechacen las alegaciones que presentó y mantengan el horario de hostelería según la licencia de cada establecimiento. Huelo a cabreo. Pero, esta vez, no de los hosteleros.