Borrar

El desfiladero

LA CUARTA ·

Las dificultades de comunicación fueron causa de que Liébana, durante siglos, pasara de puntillas por la historia de Cantabria

Domingo, 22 de noviembre 2020, 09:35

La pared que está enfrente de mí es tan blanca como la leche, o tan blanca como la nieve. Es una pared española, estoy en los Picos de Europa. Es mayo y nieva. El parador donde me hospedo está bajo una pared montañosa, pero esto ... suena demasiado agradable. Dientes de dragón, mandíbulas de un Dios, piedra con hilachas, muescas, heridas. Éstos son los valles y los puertos de montaña de los reyes de Asturias, que una vez cambiaron la historia de Europa y con ella la del mundo. Suena misterioso, y parece una exageración, pero el que esto escribe está en armonía con su entorno. La naturaleza toca aquí grandes órganos. El mar está a treinta kilómetros de distancia en dirección norte, la pared montañosa bajo la que se esconde este albergue alcanza los tres mil metros, la decoración granítica de un teatro sin representación, un telón semicircular de piedra gris mordisqueada bajo el cual todo se vuelve absurdo. El camino se termina aquí; tras los inexpugnables muros habitan águilas, osos, urogallos. Fuente Dé se llama el parador, en las montañas de arriba nace el río Deva, que se debe abrir camino hacia el mar luchando, y de este modo ha escindido los precipicios por donde pasé ayer».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes El desfiladero