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El Racing ha puesto punto y final a la peor temporada de su historia sacando el ventilador y esparciendo mierda. El cruce de declaraciones y acusaciones entre el entrenador y el club no ha podido ser más lamentable y todavía ha ensuciado más la ... triste trayectoria del equipo este año.
Sin nada ya en juego desde hace semanas, los pocos aficionados que acudieron a los Campos de Sport merecían una despedida bastante más digna en el campo y también fuera de él. Desde luego el entrenador no lo ha podido hacer peor. Además de ser un don nadie en los banquillos, ha demostrado ser un prepotente y un soberbio fuera de ellos. Con todo ya finiquitado, y después de tres derrotas consecutivas, Solabarrieta debería de haber sido más humilde y agradecer la oportunidad recibida. Sin embargo, eligió el camino de la confrontación y desaprovechó la oportunidad de irse como un señor. Tanta paz lleve como descanso dejó. Luego está el comunicado del club, que no puede ser más desacertado. Entrando en el barro, calificando la «catadura ética» del técnico, pero reconociendo implícitamente que lo que decía era verdad. 'Excusatio non petita, accusatio manifesta' que decían los antiguos.
Con ese comunicado hemos sabido que a alguno de los propietarios le gusta jugar a ser entrenador, aunque sea de manera informal y que se equivocaron de cabo a rabo primero fichando y luego manteniendo al técnico contra viento y marea.
El episodio todavía ensucia más una temporada en la que además de los malos resultados deportivos, el Racing nunca fue capaz de enganchar a los suyos. Desde hace tiempo el equipo convive con la más absoluta indiferencia de sus aficionados que hace mucho que se han desconectado emocionalmente.
¿Cuáles son las consecuencias que esa fractura social va a tener en el futuro? Nadie lo sabe, pero la situación es muy delicada. Las restricciones sanitarias han cambiado los hábitos de muchas personas y resulta peligrosa la desbandada general que se ha producido este año en los Campos de Sport que no ha sido capaz de atraer ni a sus abonados.
En un intento de hacer borrón y cuenta nueva, la propiedad ha decidido demoler por completo su tercer proyecto y empezar otra vez de cero. En una semana ha echado al estratega deportivo, al secretario técnico, al entrenador, al coordinador de la cantera, a los técnicos del filial y le dará todo el poder a Guille Romo. La decisión sin precedentes demuestra lo perdidos que están en los despachos y los bandazos sin sentido que llevan dando desde hace tiempo para ver si algún día suena la flauta.
Hace tres años el objetivo era hacer olvidar el proyecto de los exjugadores y abrir las ventanas para traer aire fresco de fuera de Cantabria. Ahora vuelven a la casilla de salida y si no has tenido ADN racinguista o no has vestido la camiseta verdiblanca alguna vez, no estás capacitado para ocupar ningún puesto en el club.
Todo forma parte de una nueva estrategia para hacer un guiño a los aficionados a los que se despreció inicialmente y recuperar la conexión emocional que se ha destruido en el último año. Veremos a ver si esta vez aciertan.
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