Dignidad a los hermanos Ballesteros

Se suele decir que en la vida hay de todo. Están quienes construyen, quienes destruyen, quienes hablan y quienes callan. También están quienes respetan y quienes no lo hacen. Hay cobardes que manipulan y valientes que dan la cara. Están los amigos de lo ajeno y quienes son honrados. Hay responsables e irresponsables. Hay víctimas atrapadas y víctimas adoctrinadas. Hay celosos ruidosos y sumisos que se arrodillan palmeando al poder y gente noble que en silencio vive confiada, erguida y libre. Hay gente digna y otros que no lo son. Hay postureo y hay naturalidad. En definitiva, hay de todo y cada uno se encasilla en donde le corresponde en concordancia con sus actos y con el tiempo como juez y testigo.

El trato, cariño, atención, protección y respeto que tanto Baldomero, mi padre, y Vicente, mi tío, dieron y dan a su hermano Seve, que en paz descanse, fue y es noble, honrado y digno. Mi nombre es Iván Ballesteros y tengo el honor y el privilegio de tener a un tío como Severiano y a un padre como Baldomero. Ambos mis mentores. Quienes conocían a Seve son conocedores de la relación personal y profesional que mantuve con él y de la confianza y respeto que nos profesábamos ambos. Depositó su confianza en mí durante años y decidió que fuese el garante de sus últimas voluntades. Aprendí mucho de él y de entre todo ello, dignidad.

Hace diez años que falleció y en estos meses ha habido multitud de recuerdos hacia él. La productora de televisión española Par Producciones, realizó un bonito homenaje, emitido en Amazon España. Si no eres aficionado al golf, te lo recomiendo porque no es solo golf; es una lección de vida.

El documental de Rakuten sobre Seve podía haber sido magnífico, pero desafortunadamente aparecen, en mi opinión, varios testimonios muy desafortunados, que se describen por sí solos. Pienso que por mucho que se repita una mentira nunca se convierte en certidumbre para quien conoce la verdad de primera mano.

Entrevistan al señor Barner, primer representante de Seve a finales de los setenta y principios de los ochenta, a quien puede que no le gustara cómo Seve le describió en su autobiografía. Sin ningún tipo de prueba, habla de supuestos psiquiatras que trataron a Seve «sin que nadie lo supiera». Aunque hubiera sido cierto, vulneraría la privacidad e intimidad del propio Seve, y se permite atacar a dos de sus hermanos, concretamente a Baldomero y Vicente Ballesteros, haciendo referencia a ellos como personas que maltrataron y fueron crueles con su hermano pequeño. Habría que preguntarse por qué este señor hace esas graves y falsas acusaciones cuarenta años después de haber trabajado para Seve y por qué los productores del documental se lo permiten, sin el menor ejercicio de contraste de tales acusaciones. ¿Hubiese tenido la osadía de hacer estas declaraciones y se hubieran manifestado otros participantes del mencionado documental como lo hacen si Seve estuviese aquí? Dudo mucho de que incluso alguno que otro hubiera participado.

Cualquiera que se atreve a hablar de la vida privada e íntima de alguien que ya no está aquí, en mi opinión, es al menos atrevido. Y si, además, se realizan falsas acusaciones, entonces se entra en el territorio de lo grave, al margen de la eventual ilicitud de dicha conducta.

A principios de los ochenta, el propio Seve llevó al señor Barner a los tribunales americanos para que no continuara ejerciendo como su agente. Quizás fue este tal Barner quien quiso aprovecharse y explotar a un joven español que no hablaba inglés, pero no sabía que se trataba de Severiano Ballesteros. Alguien imposible de manipular a quien posiblemente Barner pensaba que podía hacerlo. Recomiendo leer la autobiografía de Seve.

¿Qué sentido y que finalidad tiene desprestigiar gratuita y mendazmente a quienes protegieron en silencio y cuidaron a Seve desde su cuna hasta su lecho de muerte?

Los Ballesteros vienen de un entorno humilde. No fueron a ninguna universidad en el extranjero ni se formaron en Derecho o Ciencias Empresariales, y casi todos aprendieron a cuidarse y protegerse unos a otros siendo dignos. Digo casi todos porque desafortunadamente creo que no todos aprendieron la misma lección.

El documental describe a Seve como la superestrella que efectivamente fue, un ser indomable que llevó al golf americano y europeo contra las cuerdas. Un hombre que puso a más de uno y de una en su sitio. Y al mismo tiempo, sin fundamento alguno, se afirma por unos e insinúa por otros que fue alguien que se dejó manipular por dos de sus hermanos que habrían sido crueles con él y habrían actuado en contra de sus intereses. No es que esto sea solo extraño y contradictorio, sino que es también falso y muy grave.

Quienes tuvieron la fortuna de conocer a Seve y su entorno más cercano e íntimo conocen su historia. Y la historia, por mucho que se intente, no se puede cambiar.

Conozco cómo se gestionó la vida deportiva de Seve. La gestionó básicamente él mismo. Muchos le escuchamos decir que todo lo que había logrado lo había hecho solo y en contra de todas las estadísticas. Y efectivamente así fue. Tony Jacklin le describió perfectamente en una ocasión como un ejército de un solo hombre, 'A One Man Army'. Seve transformó la Ryder Cup en lo que es hoy. Popularizó un deporte que en España estaba al alcance de muy pocos (algo que quizás para quienes se consideran dentro de algún tipo de clase social, posiblemente no gustó ni gusta) y lo convirtió en interesante y atractivo. Su gestión llegó a crear un torneo que llevaría su nombre, el Seve Trophy. Torneo abandonado por quienes debieran haber velado por el mismo.

Desconozco cómo y quién gestiona su legado hoy. Supongo que quienes lo hacen, cuenten con profesionales, bien preparados, que lo dirigen ejemplarmente velando por su nombre. Termino con la conocida imagen de 1979 en el hoyo 18 de Royal Lytham. Una imagen vale más que mil palabras. Tres hermanos que con sus defectos y sus virtudes se respetan, se quieren y se protegen. Los tres se abrazaban junto al green del hoyo 18 cuando Seve ganó su primer British Open.

Doy fé de que estas tres personas jamás se utilizaron entre ellos, ni se manipularon y mucho menos se maltrataron. Eran, son y serán tres personas dignas, nobles y honradas.