Dimisión inevitable
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El cese voluntario de la directora general de Juventud era obligado tras haberla señalado el presidente Revilla por incumplir las incompatiblidades y colocar al líder socialista ante un horizonte de gran desgasteSecciones
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EDITORIAL ·
El cese voluntario de la directora general de Juventud era obligado tras haberla señalado el presidente Revilla por incumplir las incompatiblidades y colocar al líder socialista ante un horizonte de gran desgasteLa acelerada dimisión de la socialista cántabra Alicia Renedo como directora general de Juventud de la comunidad autónoma era inevitable, una vez que el ... propio presidente, Miguel Ángel Revilla, la había señalado como vulneradora de la Ley de Incompatibilidades y exigido responsabilidades. Alicia Renedo fue en una legislatura anterior responsable de Igualdad, y su relación en ambas etapas, y en medio de ellas, con la empresa que la empleó y a la que luego adjudicó contratos con dinero público, ha sido el detonante del cese voluntario, anticipación a una casi segura destitución cercana, ya que el consejero del área y vicepresidente del Gobierno, Pablo Zuloaga, no hubiera podido soportar semejante erosión de imagen, como líder del PSC-PSOE y como su candidato en las elecciones que se celebran dentro de apenas cuatro meses.
El Gobierno regional dice haber abierto desde la Consejería de Presidencia, regionalista, una investigación interna para llegar el fondo del asunto y depurar toda clase de responsabilidades de este caso, socialista. Ya que los ciudadanos deben pronunciarse en las urnas el último domingo de mayo, convendría que tal averiguación alcanzara con prontitud conclusiones claras y ejemplares. Después de todo, los expedientes de referencia tampoco revisten una complejidad extrema que impida en unas cuantas semanas que se haga la luz sobre lo sucedido. Demorar esta investigación solo incrementaría la irritación de la opinión pública y el desgaste del Gobierno. Después de todo, fue el vicepresidente Zuloaga quien repescó a la persona que ahora dimite, por lo que tiene alguna responsabilidad por esa elección inadecuada.
Inadecuación que extiende su sombra a los contenidos de las políticas desarrolladas desde esas direcciones hasta la fecha, y que en verdad reclama una revisión general de lo que se ha venido haciendo en estos cuatro años de mayoría absoluta inamovible en la cuarta coalición entre el PRC y el PSOE en la comunidad autónoma. El sistema de repartirse las consejerías y luego generar la sensación de que en cada lote cada partido puede obrar como le convenga sin temor a nada es un sistema fallido: no agiliza los proyectos, muy al contrario; y supone una evidente pérdida de control y coordinación, como el caso de Alicia Renedo pone de relieve indiscutiblemente. La estabilidad política no puede ser una excusa.
En estos momentos, se desconoce si este episodio de la directora general de Juventud es un caso aislado de dudosos hábitos o solo una muestra de malas prácticas. Sin una revisión global, es difícil saberlo. Existen dentro de la administración servicios que deberían alertar de estas situaciones y poner en marcha expedientes para aclararlas y, si procede, exigir responsabilidades y corregir conductas. Pero el asunto de los contratos menores que han dado pie al cese de la directora muestra que esos servicios, aunque teóricamente existan (de intervención, de secretaría técnica, de asesoría jurídica), no han evitado la mala práctica.
Naturalmente, al regionalismo le interesa tomar distancia respecto de su socio de tantos años, y acaso de los próximos en función de la aritmética parlamentaria del último domingo de mayo próximo. Aunque en público la devalúen por la escasez de la muestra consultada, la reciente encuesta del CIS que apuntaba al PSOE de Zuloaga como segunda fuerza electoral y al PRC como tercera ha escocido mucho en el entorno presidencial y ha dejado escamada a toda la organización. Estamos ante una oportunidad para despejar ese fantasma de la medalla de bronce en las urnas. Por el contrario, para el PSC-PSOE es un serio golpe de imagen, en una semana en que la presencia de ministros había aportado oxígeno mediático a los socialistas cántabros. Para la oposición, es un regalo preelectoral, porque avala su discurso sobre el mal funcionamiento de la coalición que lleva gobernando Cantabria desde 2015.
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