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El nuevo director observaba como se llenaba el salón de actos en la inauguración del curso. Después de cinco minutos de cortesía dijo así:
« ... Queridos padres y alumnos, estar vivo es estar aprendiendo. Hemos nacido aprendices, esta es, sin duda, nuestra característica humana más distintiva. Como expresó el filósofo sufí del siglo XI, Al Ghazali: «Un camello es más fuerte que un hombre, un elefante es más grande, un león es más valiente, las reses comen más... El hombre está hecho con la finalidad de aprender». Respecto a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito, sino el deseo de ser y aprender. Los que tenemos cierta edad, como ustedes y yo, deberíamos dedicarnos sin demora a desaprender gran parte de lo que hemos aprendido, y a aprender a aprender lo que no nos han enseñado.
Estimados alumnos de este centro, quisiera dirigirme ahora especialmente a vosotros, venís a una gran escuela, porque vosotros la hacéis grande día a día. Los valores y las virtudes se aprenden en casa, por ello quisiera pediros desde el primer momento, que os comprometáis en una tarea no sólo de adquisición de conocimientos, cuanto de realización de esfuerzos intelectuales mientras os sometéis a la crítica. Venís para adquirir, por encima de todo, artes y hábitos.
Las artes de la expresión, de «estar despiertos» cuando surge una nueva idea, de indicar asentimiento y desacuerdo de manera graduada y medida. Los hábitos de la atención, de someteros a censura y refutación, de fijaros en los detalles con exactitud, de hacer las cosas a su tiempo, los hábitos del gusto y la discriminación, el valor y la sobriedad mental. Porque aprender consiste en interpretar la información del entorno en función del propio proyecto personal. Qué ignorantes seríamos si solo supiéramos del mundo lo que hemos vivido por nosotros mismos. Aprender, en el fondo, es «hacer una obra de arte de uno mismo».
Ante todo, queridos alumnos, venís a una gran escuela para conseguir el conocimiento de vosotros mismos, sois ineludiblemente responsables de vuestras vidas, no culpéis a nadie más, es de locos hacer lo mismo siempre y esperar resultados diferentes. Vuestra conducta está en función de vuestras decisiones, no de vuestras condiciones».
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