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Las distintas varas de medir tienen trampa

LA TIERRA DORMIDA ·

Hay quienes se escandalizaron por el cartel de una mujer en traje de baño pero guardan silencio ante una sesión 'golfa' de porno duro

Domingo, 29 de enero 2023, 07:58

En junio del año pasado, la asociación de pequeños y medianos empresarios de Cantabria, Apemecac, decidió organizar un evento de moda con el que trataba ... de conseguir fondos para ayudar a paliar la pobreza infantil. Esta agrupación, nacida en Torrelavega hace décadas, y muy ligada desde entonces a la ciudad, la preside Miguel Rincón. El evento estaba relacionado con la moda de ropa de verano y fue publicitado con un cartel en el que, con una pose sugerente, una modelo, vestida con un traje de baño, invitaba a asistir a la muestra. Aquel afiche desató una oleada de protestas encabezadas por la directora general de Igualdad, que tachó de «sexista» la imagen utilizada en el cartel, además de considerarla «ilícita» y «discriminatoria». Fueron diecisiete organizaciones las que se unieron a su enfado: sindicatos, colectivos culturales y otras entidades sociales firmaron un comunicado en el que especificaban que «las entidades públicas no controlan la moral, pero sí deben garantizar el cumplimiento de la ley, evitar el uso estereotipado de la imagen de la mujer, atajar cualquier acción pública que fomente la desigualdad de género y sensibilizar a la sociedad sobre todo aquello que atente contra el trato igualitario de hombres y mujeres». Desafortunadamente, es cierto que en muchos casos la publicidad se nutre de una imagen sexualizada de la mujer para vender todo tipo de artículos, desde un coche a un bote de mermelada o, incluso, para anunciar una marca de cemento. Innecesario y en ocasiones denigrante. Hace unas semanas, se hizo viral un vídeo filmado en Torrelavega, en octubre pasado, en una discoteca de esta ciudad, situada en la calle Confianza-Augusto G. Linares (pleno centro), donde se había desarrollado un espectáculo de porno duro con sexo explícito total, incluidas penetraciones vaginal y anal, sobre el escenario. La clientela estaba integrada principalmente por hombres y mujeres jóvenes, aparentemente regocijados ante tal representación. Si las imágenes eran deleznables en sí, no lo fueron menos las voces de quienes jaleaban a la pareja de 'artistas' con gritos tales como «sucia, guarra, escúpele en la cara...». Ninguna oleada de denuncias, reprobaciones o condenas de este espectáculo, y de otros que habitualmente se anuncian en este local, utilizando para ello a una mujer, prácticamente desnuda, animando a participar en sus 'sábados picantes'. Cuando menos, ambas acciones deberían haber contado con similar reprobación pública de autoridades y grupos sociales que se encendieron con el cartel del bañador. De cualquier manera sería bueno escuchar los consejos de la doctora en Estudios Interdisciplinares de Género Mónica Alario, autora del libro 'Política sexual de la pornografía', en el que advierte que «la pornografía hace apología constante de la violencia sexual contra las mujeres y su desaparición es un paso imprescindible para avanzar hacia una sociedad igualitaria».

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