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Hacer previsiones en economía siempre es arriesgado, lo es más en estos momentos de gran incertidumbre con preguntas para las cuales no tenemos respuestas fiables. ¿Cuánto durará la guerra de Putin en Ucrania?, ¿cuál será su intensidad?, ¿cómo evolucionará la inflación?, ¿cuál será su efecto ... en el poder adquisitivo y en el consumo (que no olvidemos es una palanca del crecimiento económico)?, ¿se solucionarán los cuellos de botella de la cadena de suministros que tanto están lastrando a los diversos sectores, especialmente al industrial? Si se confirma que buena parte de Europa va a entrar en recesión, ¿habrá un contracción severa en nuestras exportaciones?, ¿contribuirá, por tanto, el sector exterior al deterioro de la economía? Éstas son solo algunas de las preguntas, cuyas respuestas no sabemos hoy, pero si sabemos que van a condicionar la evolución económica del año que comienza.
En este contexto se han ido sucediendo en las últimas semana predicciones sobre la economía española, y en algunos casos también de Cantabria, de diversas instituciones públicas y privadas (FMI, BCE, OCDE, Banco de España, BBVA). Todas ellas tienen un nexo común. Mejoran los datos de la economía española para 2022 y revisan ligeramente al alza las previsiones para 2023. Contrariamente a lo anunciado, y parece que deseado por algunos, España ni entró en recesión ni ha sufrido un otoño-invierno convulso. Todo lo contrario, ha sido el país de mayor crecimiento económico de los grandes países de la Unión Europea, con un comportamiento del mercado de trabajo extraordinario. Supongo que no será exagerado decir que algo habrá tenido que ver la política económica y las medidas del gobierno de protección a los más vulnerables y de emprender un proceso de transformación con los Fondos Europeos. A modo de ejemplo, el Banco de España indica que la reforma laboral, con mas derechos y mayor estabilidad en el empleo, aportó 3.000 millones de euros al consumo siendo este una de las palancas de nuestro crecimiento.
De cara a 2023 el FMI acaba de anunciar que mas de media Europa puede entrar en recesión, incluida la locomotora alemana, y sin embargo no contempla tal situación para España. La economía de nuestro país crecerá, menos que en 2022, y será de nuevo el mayor crecimiento de los grandes países de la UE. No olviden esto cuando escuchen de nuevo discursos catastrofistas en lo económico apelando al miedo de la ciudadanía. Haciendo del miedo una ideología para amedrentar, ganar elecciones, y desarrollar políticas contrarias al interés general.
En este marco la economía de Cantabria ha tenido menos brío que la economía española en 2022, con un menor crecimiento de su Producto Interior Bruto y un aumento del empleo también menor que el del conjunto del país. Pero tampoco en este caso la economía ha entrado en recesión ni el otoño ha traído ninguna convulsión social.
Para el año 2023 Cantabria tendrá un comportamiento, en términos de crecimiento del PIB, similar a la media española. Según el BBVA la economía regional crecerá el 1,1% y será la comunidad autónoma con mayor crecimiento del norte de España. Con el transcurso de los meses las economías con mayor peso del sector industrial en su PIB mejorarán sus previsiones de crecimiento que se consolidarán en 2014, lo que mejora las perspectivas de Cantabria. Nuestro mercado laboral mantendrá un crecimiento moderado del empleo neto, en torno a 2.000 personas.
En un marco de tantas incertidumbres hay algo positivo y de enorme importancia para la economía. Me refiero al despliegue de los proyectos financiados con los Fondos Next Generations de la UE, que va a acelerar su ritmo de ejecución en el esta año y los venideros. Esta expansión va a tener una incidencia positiva en la actividad económica y en el empleo, sobre todo en la calidad del empleo porque van ligados a sectores productivos que requieren una mayor formación y cualificación y cuentan con mejores condiciones de trabajo, lo que nos permitiría retener y atraer talento.
Todos esto supone una enorme oportunidad para nuestra economía regional. Implica la posibilidad, esta vez sí, de modificar para bien nuestro modelo productivo. Acelerar la ejecución de los proyectos, acertar en su orientación (siguiendo la senda europea de lucha contra el cambio climático y digitalización), acompañar con políticas de éxito seguro (economía basada en el conocimiento) y aprovechar de un magnifico instrumento del que nos hemos dotado recientemente: la Ley de Ciencia regional. Todos estos son requisitos que, de cumplirse, colocarán a la economía regional en otra dimensión. Para ello se necesita liderazgo y determinación.
Son tiempos de incertidumbre sí, pero también de oportunidades. No nos dejemos atenazar ni paralizar por el miedo que algunos, interesadamente, quieren implantar en nuestro quehacer cotidiano.
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