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Hoy les invito a una travesía a través de los nueve círculos del infierno retratados por Dante Alighieri en su obra maestra, la 'Divina Comedia', escrita a principios del siglo XIV. Permítanme ser su guía (cual Virgilio) y comencemos nuestro viaje por los pecados de ... nuestra economía:
-Primer círculo: limbo. Limbo en el que se encuentran los 40.642 parados que a 31 de marzo engrosaban las listas del paro en nuestra comunidad autónoma, según los datos oficiales. Es el paro, por tanto, el protagonista de nuestra primera parada. Cantabria cerró 2019 con un incremento de un 18,9% de parados, mientras que la caída del mismo en el conjunto del país fue del 3,4%. Sí, somos la comunidad donde más subió el paro en 2019. Y comenzamos nuestro descenso, agarrados a este dato incontestable, igual que Dante descendía agarrado al pelaje de Lucifer.
-Segundo círculo: lujuria. Ejemplarizada como un deseo desordenado e incontrolable; un consumo por puro placer que lleva aparejado un aumento de deuda. Pues bien, la deuda pública de Cantabria se sitúa a 31 de marzo de 2020 en 3.439 millones de euros (un 24,2% del PIB de nuestra comunidad). Y como en la 'Divina Comedia', los responsables de habernos traído a esta situación han de ser los primeros «castigados» en nuestro viaje. Pero no, ese castigo en forma de intereses que genera la deuda pública lo pagamos el conjunto de los cántabros. La deuda pública es una herencia envenenada, que ni nuestros nietos verán saldada. A la entrada de este círculo está Minos, en cuya presencia todos los desdichados confiesan sus pecados, siendo asignados a uno u otro círculo. Estaría bien que las decisiones económicas de nuestros dirigentes fuesen juzgadas como corresponde.
-Tercer círculo: gula. Para ejemplarizar este pecado hablaremos de la excesiva dependencia de la economía cántabra con respecto al sector servicios. Esto se traduce en una estacionalidad laboral e influye de manera notable en las cifras de paro. O dicho de otro modo, en Cantabria se crea poco trabajo y la mayor parte del empleo creado tiene fecha de caducidad: el fin del verano. Pero la gula tiene otro rostro, y es el de la pobreza: uno de cada cuatro cántabros se situaba, a finales de 2019, en el umbral de la pobreza o de exclusión (informe Arope). Con la crisis del coronavirus las imágenes de cientos de personas haciendo cola en la Cocina Económica, en Cruz Roja, Cáritas y el Banco de Alimentos es la imagen de los penitentes aguardando el castigo de Cerbero.
-Cuarto círculo: avaricia. La voracidad recaudatoria, en forma de impuestos, que padecemos todos los cántabros. ¿Cómo es posible con la alta presión fiscal en Cantabria que tengamos tanta deuda pública? La respuesta está en una administración sobredimensionada que, como un monstruo voraz, engulle todos los recursos existentes. ¿Será 2020 el año en que el Gobierno regional elimine la exención del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones? Veremos.
En la 'Divina Comedia' el castigo para los ávaros era empujar grandes y pesados objetos. En Cantabria el castigo es trabajar 184 días para pagar los impuestos del ejercicio. Pero al contrario que Pluto, Dios romano de la riqueza que rige este círculo, los recursos de Cantabria se escapan a manos llenas dilapidándose.
-Quinto círculo: ira y pereza. El frenazo de la economía cántabra es un secreto a voces: según el informe de la Airef, el crecimiento de Cantabria durante el 2019 fue del 1,5%, mientras que la media en España fue del 1,8%: «pereza económica». Las primeras estimaciones hablan de una caída del PIB en 2020 superior al 7% como consecuencia del coronavirus, más de medio punto por encima que la media nacional. Pereza da también ver cómo la sociedad cántabra, adormilada y anestesiada, acepta resignada su destino final. En este círculo está la Laguna Estigia y sus condenados vagan enfangados luchando los unos contra los otros. Como nuestra clase política, con sus continuas disputas que nos condenan al resto de cántabros a vagar sin rumbo. Viendo el panorama es imposible que a uno no le embargue la ira.
-Sexto círculo: herejía. Al hablar de herejes imposible no hacer referencia al trato dispensado a Cantabria por el Gobierno estatal. Senadores del partido que cogobierna en el Estado y en nuestra comunidad votando en contra de los intereses económicos de Cantabria. El Estado recurriendo la sentencia que le condenaba a abonarnos la financiación de Valdecilla (22 millones de euros), o el desigual reparto de fondos por el covid-19, donde se nos adjudican varias decenas de millones de euros de menos. Por no hablar de la ausencia histórica de Cantabria en la adjudicación de grandes obras públicas. Todas ellas decisiones contrarias a los intereses económicos y sociales de Cantabria y, por tanto, al dogma considerado como ortodoxo.
-Séptimo círculo: violencia. La difícil situación social y económica que atraviesa Cantabria hace que los jóvenes, hartos de no encontrar trabajo, tengan que emigrar a la fuerza. Como el custodio de este círculo, el minotauro, símbolo de bestialidad y fuerza. En los últimos ocho años, Cantabria ha perdido más de 8.000 cántabros en su larga travesía, empujados violentamente al exilio por la situación económica. Gente preparada (en muchos casos con dinero público), que ve como su futuro laboral se encuentra muy lejos de nuestra tierra.
-Octavo círculo: fraude. En este círculo, dividido en diez zonas, nos encontramos a los políticos corruptos, los ladrones, los aduladores, los consejeros fraudulentos, los hipócritas o los sembradores de discordia. ¿Dónde quedaron aquellos grupos políticos que abanderaban la regeneración, una nueva forma de hacer política y abogaban por la meritocracia y el talento? ¿Dónde están los responsables de la deuda pública histórica? Como Gerión, custodio de este círculo, la sociedad cántabra es víctima de todos ellos, lo cual repercute en la economía.
-Noveno círculo: traición y gigantes. En este círculo se encuentra un lago congelado, que simboliza las ilusiones y esperanzas de los cántabros. Es el hogar de Lucifer, está defendido por gigantes a los que podemos llamar paro, deuda pública, incierto futuro y pobreza, los verdaderos protagonistas de la economía cántabra. Los gigantes, como los cántabros, se encuentran encadenados a las paredes, lo que simboliza el incierto panorama económico que se cierne sobre nuestra comunidad. También vagan por este círculo los traidores, todos aquellos en los que la sociedad cántabra depositó sus esperanzas y se vieron traicionadas.
Y como Dante y Virgilio, escapamos de nuestro viaje ascendiendo por el pelaje de Satanás para aparecer, esperemos, bajo el manto de un cielo estrellado una vez crucemos el purgatorio, no sin antes reparar en la inscripción que hay a las puertas de nuestro particular infierno: «Oh vosotros, los que entráis, abandonad toda esperanza».
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