La edad de la inquietud
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Mientras comprábamos los regalos de Navidad, un familiar cercano, con los 70 años ya rebasados, se lamentaba de cuánto aumentan las preocupaciones a medida que ... soplas más velas en la tarta. «Debería ser al contrario, pero ahora te preocupan cosas que antes, cuando eras joven, no lo hacían». Algo similar le debe estar ocurriendo a Miguel Ángel Revilla. En el último mes ha hablado del futuro del PRC sin él con más inquietud y preocupación que en las últimas dos décadas. Primero, en el Congreso del partido, donde fue elegido por décima vez consecutiva como presidente, y después en la Comida de Navidad del PRC. Allí, con los postres todavía encima de la mesa, y con Revilla preparado para cantar 'Viento del Norte' tras más de una hora de soflama, un militante de primer nivel me confirmó que sí, que Miguel Ángel está preocupado por lo que ocurrirá en el PRC cuando él ya no esté. «¿Pero tiene motivos para estarlo?», pregunté. «No, ninguno», me respondió.
El líder regionalista se ha hartado en el último mes de implorar a los suyos que no rompan el partido cuando él falte. «Cuando me vaya no puede haber una guerra interna. No pueden hacerme eso», dijo en una entrevista con este periódico. «No me gustaría, en este último periplo, ver al PRC convertido en una jaula de grillos», repitió la semana pasada en la Comida de Navidad.
Aunque las crisis internas están más frescas para PP y PSOE, el PRC no está limpio de esa mancha. Revilla, sin duda, recuerda aquel año 1988, cuando Esteban Solana y Miguel Pérez Bustamante resquebrajaron el partido y mermaron los escaños del PRC en el Parlamento y en el Ayuntamiento de Santander. Revilla, evidentemente, no quiere que su marcha provoque otra batalla cainita por el poder después de treinta años de calma y unidad, y eso pasa por poner las siglas delante de los nombres, aunque la tendencia de los últimos cuarenta años no haya sido exactamente esa.
Hablando de relaciones humanas, la antropóloga Helen Fisher explica que «el cerebro humano solo es capaz de elegir bien si tiene entre cinco y nueve opciones. A partir de ahí se pierde y empieza a cometer errores». Revilla se mueve en esa horquilla correcta de alternativas, aunque él jura y perjura que no participará en ese proceso. Y que tampoco señalará públicamente a su heredero favorito. Los que quieran leer entre líneas se habrán dado cuenta, durante el Congreso del PRC y la Comida de Navidad, de cuál ha sido el nombre más repetido por Revilla, el que más elogios ha acumulado y el que más orgullo le ha hecho sentir al presidente en esta legislatura. Y no se sienta en un despacho de Peña Herbosa ni en el Parlamento cántabro, sino en un escaño en el Congreso.
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