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La economía alemana, el motor de la UE, acaba de entrar en recesión al contraerse un 0,1% y un 0,3% en los dos ... últimos trimestres, sin que ningún indicador apunte a una mejoría inmediata. Su debilidad es consecuencia del escaso pulso del consumo, la alta inflación y el impacto de la guerra en Ucrania tanto sobre el coste de la energía como sobre la cadena de suministros. Mientras una huelga de los maquinistas de ferrocarriles que finaliza hoy ha dificultado la movilidad de millones de personas y afectado de lleno a la industria, en la calle se suceden las masivas movilizaciones de transportistas y agricultores en protesta por la desaparición de subvenciones al gasóleo financiadas con un fondo para la recuperación poscovid, un trasvase presupuestario que fue declarado inconstitucional. Un creciente malestar social se ha apoderado de la principal potencia de la Unión, cuyo Gobierno –una coalición de socialdemócratas, verdes y liberales en permanente disputa– sufre un acusado desgaste por su falta de respuestas a las prioridades ciudadanas.
El resultado de todo ello es un inquietante auge del partido de extrema derecha AfD, al que las encuestas sitúan como segunda fuerza en el país –solo detrás de los democristianos de la CDU– y con serias opciones de vencer en Brandeburgo, Sajonia y Turingia en las elecciones regionales de septiembre. La posibilidad de que acceda al poder una formación ultrarradical xenófoba, conectada con grupos neonazis y que ha sido relacionada con un tenebroso proyecto de deportación masiva de inmigrantes ha disparado las alarmas en una Alemania en la que continúa siendo alargada la negra sombra del Holocausto que siguió al triunfo de Hitler en las urnas. Las amenazas a las que enfrentaría en tal caso el sistema de derechos y libertades han suscitado un debate sobre la eventual ilegalización de AfD, una opción que plantea dudas jurídicas y de oportunidad política.
El populismo extremista ha encontrado un caldo de cultivo idóneo en el corazón de Europa. Frenarlo exige difundir los peligros que implica y desenmascarar sus mentiras, pero también aplicar medidas eficaces y con amplio respaldo para hacer frente a los problemas del país. El débil liderazgo del canciller Olaf Scholz es decepcionante en ese sentido. De su Gobierno se espera que no se limite a endurecer la legislación de extranjería como ha hecho en una prueba de la influencia del discurso de AfD.
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Ana del Castillo
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