Más allá del verano

Los motivos de este desarrollo del turismo en la región son varios y de distinta índole. El ascenso de las temperaturas es uno de ellos, quizá el más sustancial, tanto por la benignidad de los otoños cantábricos como por los calores sofocantes de otros destinos tradicionales y, en general, en el centro y el sur de España, lo que convierte la Comunidad en un apetecible refugio, algo que ya ocurrió en la pandemia del covid, cuando los destinos extranjeros estaban vedados. El clima de Cantabria se ha suavizado, con subidas de temperaturas y descenso de precipitaciones, lo que hace más accesibles sus privilegiadas naturaleza y geografía, con el mar y la montaña a escasa distancia. La oferta de equipamientos turísticos ha ido desarrollándose con los años, con una calidad media en continua mejora y una formación cualificada para los empleados. La oferta de actividades se ha ido incrementando y diversificando, especialmente en cuanto al ocio, el turismo activo y cultural y la gastronomía. El Gobierno regional, los ayuntamientos y la iniciativa privada han contribuido a que las opciones se hayan ido ampliando, con propuestas vinculadas al territorio que amplían los atractivos.

Pero aunque el panorama se presente francamente favorable para el sector, es conveniente redoblar las iniciativas para consolidar la tendencia y contrarrestar futuras coyunturas adversas, como el surgimiento de nuevos destinos y la competencia por motivos económicos, geopolíticos o por nuevas tendencias del mercado. Por eso, la batalla de la calidad en la oferta y en la profesionalidad no debe decaer, en busca de un visitante con poder adquisitivo y de la mejora de la rentabilidad de los negocios, lo que facilitará asimismo la de las condiciones laborales. En la vía de la excelencia se incluye la legalidad de la oferta de alojamientos: sin desdeñar el papel de los pisos turísticos para atender determinada demanda, sí es exigible la supervisión que los registros oficiales proporcionan.

La atención a la evolución de los hábitos sociales, que incluye tanto la presencia en internet como el teletrabajo y cualquier nueva tendencia que pueda irrumpir, es imprescindible en un mundo hipercomunicado. Sin descuidar asuntos que pertenecen al ámbito de las reclamaciones históricas, como las infraestructuras de transporte, especialmente el avance de la alta velocidad ferroviaria con la meseta y la mejora sustancial del tren que nos une a las regiones cantábricas.

La preservación, cuidado y mejora del patrimonio ambiental es otra de las cuestiones clave, tanto por su valor intrínseco como por tratarse de una de las enseñas regionales. El ascenso de las temperaturas y el incremento de visitas, paradójicamente, pueden volverse en contra de este bien natural, por lo que cualquier prevención que impida su deterioro es poca. La incipiente saturación que se produce en determinados lugares y momentos necesita vigilancia y, en su caso, medidas reguladoras concretas, no acciones que desincentiven de forma general el turismo, ni que hagan de Cantabria un lugar menos amable para el visitante.

La propuesta de CEOE-Cepyme de elaborar un plan estratégico sería muy positiva para fijar las prioridades del sector y, en la medida de lo posible, aunar los esfuerzos de Administración y empresarios para que el turismo siga siendo durante mucho tiempo fuente de actividad y riqueza en la región.