Secciones
Servicios
Destacamos
La preocupación de los empresarios de Cantabria crece al mismo ritmo que lo hace el problema del absentismo laboral, que cada año alcanza nuevos máximos ... históricos. La proyección que para 2025 hace la Mutua Montañesa recoge la cruda realidad de las cifras en el informe que hoy publica Jesús Lastra en El Diario: más de cuatro millones de jornadas se perderán en la región, con 11.600 personas que cada día no acudirán a su puesto de trabajo a causa de enfermedad o de accidente. La ausencia media por empleado es de 18 días anuales, y el coste estimado para la Comunidad son unos 700 millones de euros: un bocado sustancial al PIB, aproximadamente el 4%, de tal forma que si las ausencias se redujeran en una cuarta parte, la riqueza regional crecería nada menos que un punto porcentual, lo que contribuiría a combatir el diferencial con el crecimiento medio nacional.
La alta incapacidad temporal se ha convertido en un elemento que frena el crecimiento de las empresas, que en algunos sectores tienen serias dificultades para cubrir determinados puestos. Es llamativo que sea el de los trabajadores más jóvenes el grupo en el que más se ha incrementado la falta de asistencia al trabajo y que se ve especialmente afectado por las afecciones psicosociales, en lugar de los trabajadores de mayor edad, que se acogen en menor medida a las bajas, pese el incremento de la edad de jubilación. Se da también el fenómeno de la reincidencia, ya que la mitad de las ausencias laborales se concentran en un número pequeño de empleados, en torno al 6%, al tiempo que suben quienes sufren más de una causa de baja al año. Ningún sector se ve libre del absentismo, aunque tiene mayor incidencia en el público y en las labores relacionadas con la gestión de residuos: la empresa Mare lo padece de forma acusada, y en la sanidad se acerca al 10%. El lunes es el día con más ausencias.
Son numerosas las causas de todo tipo que concurren en el problema, con una prevalencia, como es natural, de las que tienen que ver con el ámbito sanitario, bien por la gestión de las bajas o por los retrasos en las pruebas y en las altas, dada la habitual congestión del servicio. Los 7.000 accidentes laborales ocurridos en la región el pasado año, la cifra más alta desde 2009, contribuyen a explicar parte de las abultadas cifras. Como lo hace también la percepción de seguridad de las épocas de alto empleo, con apenas un 8% de paro en Cantabria en estos momentos. La creciente incidencia de las enfermedades psicosociales y los nuevos patrones de conducta tras el covid completan la explicación de una situación que requiere para su enmienda del concurso de todos los agentes sociales.
Las acciones que deben ponerse en marcha para combatir el absentismo no pasan por una estigmatización de los trabajadores, sino por una serie de medidas concertadas que tienen que ver en el ámbito sanitario con la prevención, la reducción de las listas de espera, el incremento de la atención psicológica y el apoyo a los facultativos en la gestión de las bajas. En el entorno empresarial, con la mejora de la seguridad laboral, la prevención de riesgos y la mejora de los espacios laborales. Las condiciones son, por supuesto, claves: la sobrecarga y la precariedad no promueven la asistencia. Junto con otras medidas, que incluyen la colaboración público-privada, destinadas a controlar los casos de fraude.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.