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Los cambios de ciclo, como los finales e inicios de año, son momentos de tránsito adecuados para hacer balance y también para levantar la mirada hacia las iniciativas en curso y la previsión de su evolución durante los siguientes meses. En este 2025 recién iniciado, ... que completará el primer cuarto del siglo XXI, la agenda pública de Cantabria muestra numerosos proyectos con los que la ciudadanía ha convivido largamente, de los que solo alguno estará en uso a lo largo del año. En el repaso que Álvaro Machín hace hoy en El Diario de las previsibles noticias de los meses próximos lo mejor que cabría esperar de todos los planes o ideas en curso es que avancen lo más posible, y que las habituales dilaciones por mil y un motivos no frenen su evolución. El 'bucle cántabro' no es un concepto abstracto, sino una realidad que consigue estirar en el tiempo la llevada a término de propuestas que, tanto tiempo después ven, cuando menos, atemperado el motivo de la decisión de ponerlas en marcha e incluso su funcionalidad.
En cuanto a las infraestructuras, tan presentes en el debate político regional por numerosos motivos históricos, económicos y orográficos, la única de ellas que puede ver la luz en 2025, pese a los numerosos retrasos que acumula, es el nudo de Torrelavega, llamado a agilizar el tráfico de vehículos en la zona central y eliminar retenciones. Si no hay causas técnicas ni presupuestarias que lo impidan, entrará en uso hacia la mitad del año, tras siete de obras. La llegada de la alta velocidad ferroviaria a Cantabria aún tendrá que esperar. Los tramos entre Palencia y Aguilar de Campoo avanzan a distintas velocidades, pero no es previsible su conexión a la red rápida y el acortamiento sustancial del viaje hasta la próxima década. El avance de la ordenación ferroviaria de Santander sigue su lento ritmo, con el inicio del edificio de Adif, que permitirá despejar las oficinas actuales. Y el soterramiento de Torrelavega progresa con el desvío para liberar el espacio que utilizan las vías. La anunciada reforma de los accesos a Santander por las carreteras nacionales 611 y 623 también prevé su inicio este año.
Respecto al centro logístico de La Pasiega, el reciente acuerdo de financiar la estación intermodal entre los gobiernos de Cantabria y de España, aunque es una carga añadida para el erario regional, allana su desarrollo. Décadas contemplan también los proyectos eólicos, que lentamente van arrancando en la región. El varias veces postergado centro de protonterapia en Valdecilla comenzará la compleja obra tras la licitación fallida, y el proyecto biosanitario que sustituirá la Residencia tendrá que pasar por su definición y por el derribo del edificio actual.
En el ámbito municipal, la capital verá el avance de varias reformas en distintas fases, como las de General Dávila y Piquío, ya en curso, y Gamazo, así como el inicio de la expansión de El Alisal, con varios edificios de viviendas. Torrelavega prevé poner en uso los aparcamientos de La Carmencita y del Mercado de Ganados, y el avance del también postergado centro cultural de La Lechera.
Especial simbolismo, y clara utilidad si prospera una reforma eficaz, tiene la ley de simplificación administrativa que el Gobierno regional prepara y prevé aprobar en los próximos meses. Porque las obligatorias garantías que cualquier procedimiento público debe guardar ocultan en tantas ocasiones trámites innecesarios, burocracia e ineficiencias diversas: todos los proyectos los sufren en algún momento de su desarrollo, si no, sencillamente, los impiden.
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Ana del Castillo
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