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La campaña para las generales del 23 de julio vive este viernes su primer día en medio de un clima político que insta a los ... ciudadanos a decidirse entre el bloque de las izquierdas y el de las derechas, mientras los dos principales partidos del país, el PSOE y el PP, tratan de apurar las posibilidades del voto útil que reduce la disputa al pulso entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo como los únicos presidenciables. El escrutinio de las locales y autonómicas del 28 de mayo instaló la sensación de que preludiaba la irremisible victoria del PP en las generales. Elecciones que Pedro Sánchez convocó inmediatamente para ensombrecer el éxito popular, minimizar el desgaste del Gobierno y obligar a los aliados a unirse.
Mes y medio después, con los acuerdos de gobernabilidad autonómica entre PP y Vox mediante, el resultado del 23-J puede depender de lo que ocurra en estas dos semanas de campaña, aunque en menor grado que en anteriores ocasiones. La ventaja obtenida por los populares el 28-M no parece haberse ampliado hasta dar por hecho ya el cambio político en las generales. La naturaleza reactiva de la polarización política bien podría contrarrestar la marea generada por los deseos de desalojar al 'sanchismo' del poder con una movilización de las izquierdas superior a la que se dio en las locales y autonómicas. Algo que dependerá también de la fecha estival señalada para los comicios, en una jornada en la que no todos los ciudadanos estarán en situación de acercarse a su mesa electoral por un impulso de última hora.De modo que el recuerdo del voto del 28-M, el porcentaje de votantes socialistas que han decidido migrar hacia la opción popular y la apuesta a ganador que pesa en todos los comicios serán difíciles de vencer por el temor a que puedan perderse derechos y libertades si Feijóo llega a la Moncloa coaligado con Vox. El voto decidido primará sobre los indecisos que se decanten al final. También en cuanto a un sufragio por correo que ya ha sido solicitado por más de dos millones de españoles.
En cualquier caso, es necesario que en lo que queda de campaña los principales candidatos vayan más allá de su mutua exclusión. Y que expongan sus intenciones de manera razonada y sin omisiones o equívocos, evitando convertir el último tramo de la liza electoral en una subasta de medidas que busquen más transmitir señales atractivas y fugaces que ofrecer soluciones viables a las necesidades sociales, económicas e institucionales del país.
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Ana del Castillo
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