Secciones
Servicios
Destacamos
La COP28 se clausuró ayer en Dubái con una declaración final por la que los países reunidos para actualizar el Acuerdo de París se comprometen a una «transición» energética que se desprenda del carbón, el petróleo y el gas. La celebración del encuentro en Emiratos ... Árabes Unidos, y por tanto bajo la presidencia de Sultán al-Yáber, ministro de Industria y responsable de la petrolera nacional, generó tal grado de escepticismo sobre sus resultados que cualquier señal que no supusiera un paso atrás frente al cambio climático iba a ser admitida con agrado. Ayer el propio Al-Yáber calificó de «histórica» la resolución consensuada, porque señala sin ambages la causa del calentamiento global y llama a dejar atrás los combustibles fósiles. Términos que adquieren especial relevancia porque fueron auspiciados por un país capaz, entre otros, de invertir en renovables de manera intensiva a cuenta de los beneficios obtenidos por la extracción, tratamiento y comercialización de fósiles.
Las expectativas se habían presentado tan bajas que la clausura de la COP28 fue ayer saludada como «histórica». A la espera de que los Gobiernos comprometidos a dejar atrás la combustión de fósiles presenten en 2025 sus planes concretos, aplicados y a aplicar, para sustituirla por fuentes que anulen efectos sobre el clima y la naturaleza. Es en ese punto donde podrá reconocerse el documento final de Dubái, en tanto que casi doscientos países muestren resultados que vayan dejando atrás los combustibles fósiles, y presenten planes de actuación a corto plazo que los aseguren e incrementen. La innovación requerida para procurar el desarrollo y el bienestar, tanto en las sociedades más avanzadas como en las empobrecidas, al tiempo de que el crecimiento no agrave el calentamiento global, exigirá probablemente más aciertos que recursos.
Los Gobiernos deben ceder con urgencia buena parte de su capacidad de decisión a la aportación de la ciencia y de su desarrollo. Aunque una justicia climática global demanda también una partida solidaria financiera suficiente para cubrir daños y prevenir catástrofes en las regiones necesitadas del planeta, que en Dubái se quedó más que corta. Un acuerdo de mínimos que, aun aceptando la evidencia científica sobre las causas del problema, no acaba de ponerse a la altura de las advertencias que anuncian el deterioro progresivo de las condiciones de vida en la Tierra.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.