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Las formaciones parlamentarias por las que Íñigo Errejón ha transitado en los últimos diez años –Podemos, Más Madrid, Más País y Sumar– llevan tiempo seriamente ... preocupadas por cómo afrontar un escándalo que, sabían, iba a comprometerlas a todas ellas. La denuncia que, más pronto que tarde, desataría el 'escándalo Errejón'. Suficiente para descuadernar a la izquierda a la izquierda del PSOE. Y para volver a recordar al partido de Pedro Sánchez que sigue obstinándose en avanzar sobre un cable cada vez más flojo. Tan flojo que –como parece demostrado con el 'caso Ábalos'– resulta imposible deslindar avatares supuestamente personales de las responsabilidades que con ellos contraen partidos e instituciones. Cabe afirmar que Íñigo Errejón y José Luis Ábalos llegaron a desempeñar papeles equiparables como guardianes de lo que había que hacer en sus respectivas formaciones. Ambos casos podrían dar la razón a las izquierdas cuando se duelen de que los escándalos públicos les afectan mucho más a ellas que a las derechas. Lo cual no les impide reaccionar ante los avisos tan tarde como estas últimas. Cuando parece más evidente que lo de Errejón era una crisis anunciada. En realidad, las izquierdas se jactan de que su público es más sensible a las irregularidades y el desvarío de los propios, mientras que las derechas estarían poco menos que vacunadas de los males que emponzoñan la política.
Es probable que se trate de una liza moral desigual, también por momentos y comunidades autónomas. Pero en este caso Errejón arrastra tras de sí no sólo a la izquierda a la izquierda del PSOE, sino que devuelve a los socialistas a una realidad que han aprendido a soslayar con el argumento de que podría abrirse paso otra peor. La de la derecha y la ultraderecha. En el fondo, es el mismo mecanismo que ha funcionado para encubrir o disimular el 'problema Errejón'. La presunción de que hay un bien muy superior a las fallas de tal o cual. La preservación de la mayoría de gobierno progresista asegurando la legislatura. Solo que a base de tanta 'pecata minuta' se tambalea todo el andamiaje construido, entre otros valores que no pueden ser exclusivos de las izquierdas, sobre el de un feminismo necesariamente plural. Con el problema añadido para los socios de Pedro Sánchez y para él mismo de que el 'caso Errejón' sólo acaba de empezar, como ocurre con el 'caso Ábalos'.
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Ana del Castillo
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