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Un escándalo tan clamoroso como el encargo de 31 trenes de Cercanías para Cantabria y Asturias que no caben por los túneles por los que deben circular exigía la depuración de responsabilidades políticas de primer nivel. Así lo ha entendido el Gobierno al forzar la ... renuncia del presidente de Renfe, Isaías Táboas, y de la secretaria de Estado de Infraestructuras, Isabel Pardo de Vera, que era la máxima responsable de Adif cuando fue licitado el contrato. Ambas dimisiones resultaban obligadas tras un fiasco de esa magnitud, sin justificación alguna y que no podía zanjarse, como quizás fuera el propósito inicial, con la destitución de dos cargos de menor entidad. Obligado a aplazar una vez más la prometida mejora de un deficiente servicio ferroviario en ambas comunidades a tres meses de las elecciones autonómicas, el Ejecutivo intenta así recomponer su imagen, crear un cortafuegos en torno a la ministra de Transportes y acallar a los dos presidentes regionales afectados, con los que Raquel Sánchez se reunió ayer. Aunque esta drástica medida no exime al Gobierno de explicar a la opinión pública cómo pudo producirse ese error de bulto, cuyas consecuencias pagarán miles de usuarios de Renfe.
Lo que estaba claro es que la única táctica de reducción de daños ante semejante despropósito no podía pasar más que por un sacrificio político de alto nivel que transmitiera la impresión de que el Gobierno de España se ocupa de tomar medidas que sirvan para marcar un estilo de hacer política. Como lo estaba también que tanto el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, como el asturiano Adrián Barbón, no podían dejar pasar lo ocurrido sin exigir, además de un escarmiento en la cúpula del ministerio, algún tipo de compensación.
Finalmente, Revilla (PRC) y Barbón (PSOE)han regresado de su viaje a Madrid con las alforjas bastante llenas. Dentro del desastre que supone asumir quedarse sin la ansiada mejora en la red de Cercanías durante unos cuantos años más, los presidentes han arrancado a la ministra el compromiso de mantener la gratuidad de los trenes hasta que el asunto quede resuelto. Viajes gratis para los desesperados usuarios del servicio hasta 2026 y el compromiso de que en esa fecha estará renovada toda la flota. Una inversión de 970 millones en el caso de Cantabria y de 1.100 en el de Asturias que, de llevarse a cabo según este último acuerdo, podría suponer el final de un larguísimo y tortuoso camino.
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