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Editorial

Dolor y odio

Resulta nauseabundo que el crimen de un niño de 11 años sirva para envenenar la convivencia con infamias a través de las redes

Jueves, 22 de agosto 2024, 07:12

El asesinato de un niño de 11 años en la localidad toledana de Mocejón mientras jugaba al fútbol con unos amigos ha causado una profunda conmoción en el país. Sin duda han influido en ello factores como la corta edad de Mateo, su extrema vulnerabilidad ... ante una salvaje agresión por sorpresa, el ensañamiento que significa las al menos once puñaladas que recibió y su elección aparentemente aleatoria por parte de su verdugo. La sinrazón de la violencia adquiere aún mayor magnitud cuando va acompañada de una fatídica suma de circunstancias de esa índole que confirma el azar al que está sujeto la existencia y transmite el poco tranquilizador mensaje de que cualquiera puede ser víctima de una tragedia similar. El desconocimiento por ahora del posible móvil del crimen lo hace aún más inexplicable para la opinión pública y extiende esa sombra de inquietud.

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