Gestión del éxito

Este éxito indudable tiene sin embargo aparejado un contrapunto, y lo hace en forma de problemas por el desbordamiento o de incógnitas sobre la evolución y el futuro de la actividad. El Diario ha pulsado, con motivo del final de la temporada alta, la opinión de los alcaldes de las principales villas turísticas cántabras, las costeras más Liébana, y el resultado muestra el retrato de esos conflictos, actuales o previsibles, y de las aspiraciones de los municipios en los que se concentra el interés de los visitantes.

Todos subrayan que ha habido muchos más turistas, especialmente en agosto, con algunos casos de récord, como Suances, y en varios de ellos se habla ya de masificación. El alcalde de Ribamontán al Mar defiende que hay que convivir con ella, y tanto en Comillas como en Arnuero, Noja y Potes se muestran encantados con lo que consideran un éxito. El ayuntamiento santanderino destaca la capacidad de asumir el flujo de visitas, sin masificación, mientras en San Vicente, la alcaldesa asegura que la localidad se ha visto desbordada.

También hay coincidencia en la regulación de determinados usos para evitar el rechazo a los turistas, la 'turismofobia' tan en alza en otras zonas de España, ante la que los consistorios cántabros se manifiestan contrarios. Pisos turísticos, aglomeraciones en circunstancias o lugares concretos, autocaravanas invasivas y el tráfico excesivo son las causas concretas de conflictos para los que piden o estudian una normativa específica.

La multiplicación de la población ha obligado a los ayuntamientos a hacer un esfuerzo suplementario para poder atender la demanda de servicios. Todos los regidores plantean los retos que la situación comporta y se muestran inmersos en un proceso de cambio y adaptación a las nuevas circunstancias. La necesidad de extender la temporada se ha conseguido parcialmente, pero es preciso profundizar en la desestacionalización incrementando la oferta de ocio en esos periodos. Castro plantea promocionar otras zonas del municipio y Laredo ir más allá de la playa, con conceptos como el de la capital de la Esmeralda y la reserva natural del surf. Arnuero propone la implantación de información sobre aforos para facilitar los accesos. Sobre las tasas turísticas, el rechazo es unánime, con Santander al frente, pues tendría más inconvenientes que ventajas, y solo San Vicente la acepta abiertamente.

Llegados a esta situación, que como hace constar algún ayuntamiento es a lo que aspiraba Cantabria hace unos años, y que es previsible que se incremente en los próximos tiempos, es el momento de administrar el éxito y gestionar las situaciones que lleven a posiciones indeseables. Regulando los flujos en las zonas y momentos con más presión, acotando usos molestos para los vecinos, impidiendo agresiones ambientales en parajes sensibles, promocionando destinos interiores de gran atractivo y menos visitados, trabajando la oferta más allá del verano... Todo menos espantar la riqueza que aportan quienes nos visitan.