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La entrada de fuerzas ucranianas en la provincia fronteriza rusa de Kursk cumple nueve días y, pese a la dificultad de obtener información verificable, el resultado de la operación permite afirmar en este momento que Ucrania ha conseguido llevar al interior de Rusia la guerra ... que mata a sus propios ciudadanos, devasta infraestructuras civiles y amenaza su integridad territorial y su futuro como país desde hace ya treinta meses. En apariencia, la incursión de unos 10.000 efectivos de Kiev se benefició del factor sorpresa por la torpeza de responsables políticos y militares rusos que protegieron la demarcación con unas defensas insuficientes y minadas por la corrupción que sacude el multimillonario gasto militar. La falta de empatía de Vladímir Putin con la frontera queda acreditada además por la tardanza en organizar la evacuación de unas 200.000 personas que, en su mayor parte, habrían huido por su cuenta de las zonas invadidas y ahora se sienten legítimamente abandonadas por el poder central.
Ucrania controlaría unos mil kilómetros cuadrados en Kursk a costa sin duda de bajas propias pero también, y elevadas, del adversario. Habría tomado además numerosos prisioneros entre unos defensores locales, muchos de ellos jóvenes reclutas, que se rendían por decenas y que le serán útiles en futuros intercambios por presos ucranianos que, según las organizaciones internacionales, son sometidos a tortura sistemática. Kiev no aclara qué persigue con esta incursión, más allá de cambiar la narrativa impuesta por Moscú: la guerra se libra en suelo ucraniano y traspasar las 'líneas rojas' del Kremlin desencadenaría una escalada por parte de una potencia nuclear. Un temor explícito en los aliados occidentales de Ucrania, no advertidos de la operación y que ven redoblada la presión de Volodímir Zelenski para obtener más apoyo militar y financiero, además de autorización para destruir los aeródromos desde donde le llegan los peores ataques.
En apariciones televisivas, un Putin impaciente prodiga desprecio hacia su Ministerio de Defensa y lo que llama «operación terrorista» en la frontera. Pero el mundo lo sabe ahora vulnerable, y también los rusos. La elección de su antiguo guardaespaldas Alexéi Diunin para resolver «la situación» en Kursk y el envío de refuerzos pondrán a prueba la capacidad ucraniana para prolongar el impulso inicial contra una represalia que será feroz.
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