Inflación y nuevos consumos

El incremento del consumo privado es una de las causas de los buenos datos económicos que España está mostrando en la actualidad, que se ve a su vez sostenido por el empuje del empleo. Tras el desplome provocado por el covid en 2020, en los años sucesivos el gasto de los hogares no ha hecho sino subir, hasta llegar a los 32.617 euros anuales de la media nacional, 32.389 euros en el caso de Cantabria, tal como recoge el estudio del INE dedicado a analizar los presupuestos familiares y su distribución en las distintas áreas.

Las familias cántabras dedican la mitad de su presupuesto a la vivienda, ya sea en régimen de alquiler o en pago de la hipoteca, y a sufragar sus suministros (agua, electricidad, gas), junto con los gastos de alimentación. Los epígrafes referidos al domicilio familiar han subido el 4,6%, mientras que la comida se dispara el 14%, en esa senda alcista que la cesta de la compra lleva experimentando a partir de los reajustes posteriores a la pandemia y tras la guerra de Ucrania y que se resiste a ceder. Otros consumos significativos, como los referidos al transporte, también alcanzan ascensos de dos dígitos, el 14,3%, con el combustible como elemento principal.

A todas las secciones desglosadas antes, que son las principales en la distribución del consumo familiar (abarcan el 60% del gasto), le sigue la dedicada a sufragar restaurantes y hoteles, y cercana se encuentra la dedicada al ocio, y ambas muestran uno de los más significativos cambios en los hábitos de la población de los últimos años, dado que la primera alcanzó incrementos del 28,3%, y la segunda de un estratosférico 34,7%. En los dos casos está presente, por supuesto, la inflación, y también la comprensible decisión de experimentar, tras los meses de encierro, un mayor disfrute de la vida, lo que pasa, en nuestra sociedad, por salir, viajar, comer fuera de casa, acudir a espectáculos... La demanda en estos conceptos no ha cedido: por el contrario, prosigue su imparable crecimiento. Los cántabros también dedican más dinero a ropa y calzado (9,5%) y a muebles y artículos del hogar (11,3%).

Es notorio, y responde también a estímulos similares, el que el gasto en conceptos relacionados con la salud ascienda el 23,4%, si bien la partida sanitaria tiene un peso escaso en el presupuesto de los hogares de la región, en torno al 4%, lo que indica que los cántabros confían y utilizan su sanidad pública, pese a sus carencias.

La encuesta del INE recoge, por el contrario, varias secciones en números negativos, en las que el gasto familiar ha descendido. Son las que aluden a las bebidas alcohólicas y el tabaco (-2,5%), las comunicaciones (-4,6%) y la enseñanza (-4,2%), a su vez las más reducidas de la cesta del hogar.