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La adjudicación de la construcción del tercer carril de la autovía entre Santander y Torrelavega (A-67) a Ferrovial por 179 millones de euros pone en marcha una obra largamente esperada e imprescindible para las comunicaciones de Cantabria. El tramo, que añade 13 kilómetros de ... calzada en cada sentido, parte desde Polanco, donde enlaza con los trabajos en marcha de ampliación del nudo de Torrelavega, y atraviesa los municipios de Miengo, Piélagos y Santa Cruz de Bezana hasta terminar en Camargo.
Dada la complejidad de la obra, que será construida con las más modernas técnicas de validación de la calidad, que deberá mantener la vía en uso mientras se desarrolla y discurrirá por zonas urbanizadas, el plazo de construcción ha sido ampliado de los 30 meses previstos a los 64, lo que conlleva un sustancial contratiempo, ya que los más de cinco años que considera la licitación sitúan su finalización en abril de 2029. Se añadirán estos a los otros cinco desde que en 2018 fueron adjudicados los enlaces de Torrelavega, que actualmente acumula dos de retraso: la escasa asignación económica ha impedido que este relevante nudo haya entrado ya en servicio.
Los usuarios tendrán por tanto que esperar al menos diez años para ver completada una infraestructura por la que cada día discurren más de 60.000 vehículos, junto a los 75.000 de los enlaces torrelaveguenses. El tercer carril, cuyo inicio de construcción está previsto para enero de 2024, es una puesta al día imprescindible de la primera vía rápida inaugurada en Cantabria y que se encuentra a todas luces obsoleta. Tanto por capacidad –los numerosos atascos y embotellamientos, especialmente en las salidas dan fe de ello– como por seguridad, dado que las características hoy requeridas distan mucho de aquellas vigentes en el momento en el que se inició su construcción, hace ya casi 40 años.
Comenzada en 1984, los primeros tramos de la autovía Santander-Torrelavega fueron puestos en servicio un par de años después, hasta su terminación en 1990. Posteriormente fue viendo completada su utilidad con las conexiones con la S-20 hasta El Sardinero y con la S-30 hacia Bilbao, hasta la reciente inauguración el pasado año del nudo que da acceso al Puerto de Santander. En su otro extremo, en Torrelavega, la A-67 forma parte de la comunicación de Cantabria con la Meseta, terminada en 2009 en sus últimos tramos palentinos: fue una de las autovías de más compleja y cara ejecución de España y que unió con el centro del país a la última región en hacerlo por este medio. Así como con la Autovía del Cantábrico, principal comunicación con las comunidades de Asturias y el País Vasco.
Tienen esos 23 kilómetros que conectan las dos principales ciudades cántabras y que incluyeron por primera vez a nuestra comunidad en el mapa de las autovías españolas un valor múltiple: acercan los mayores núcleos de población y a su vez estos con los más distantes y con las regiones que nos rodean. El largo tiempo de ejecución que, dada la experiencia habitual, llevará la obra hasta la próxima década, se suma a los retrasos habituales en las infraestructuras en Cantabria y a los larguísimos plazos desde su planificación hasta su puesta en servicio. Pasará de la lista de 'pendientes' a la de 'en construcción' y compete ahora a la Administración regional velar por agilizar en la medida de lo posble los trabajos.
Parte de los requisitos para que una región sea atractiva, para los de dentro y los que nos visitan por ocio o por negocio, son las comunidaciones modernas y eficientes. La autovía Santander-Torrelavega es una pieza esencial de ellas.
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