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Cumplida la primera etapa de la nueva legislatura con la constitución del Parlamento y de sus órganos directivos, en la próxima semana podrá iniciarse el proceso para la investidura de María José Sáenz de Buruaga como presidenta de Cantabria. María José González Revuelta, nueva presidenta de la Cámara ... , se ha reunido ya este viernes con los portavoces de PP, PRC y Vox, y mañana escuchará el posicionamiento del PSOE. A partir de ese momento, dado que el acuerdo suscrito entre populares y regionalistas garantiza la investidura de Buruaga en la segunda votación (en la primera se precisa mayoría absoluta, pero en la segunda solo mayoría simple, que queda asegurada con la abstención de los ocho parlamentarios del PRC), se trata sencillamente de poner las fechas sobre la agenda. Es altamente probable que ya en la misma semana tenga lugar la defensa de la candidatura, debate y primera votación. A las 48 horas de esta, se celebrará una segunda, para la que bastan los 15 escaños del PP.
No será necesaria dicha segunda votación en el caso de que Vox aporte, en la primera, sus cuatro votos a Buruaga, ya que sumarían 19, mayoría absoluta, y se acortarían los plazos. Sin embargo, Vox ha dejado claro que solo votará a favor si se produce un gobierno de coalición con el PP. En distinto escenario, optarán por votar en contra o abstenerse. No obstante, llegada la segunda votación, la posición de Vox será puramente estética e irrelevante en la práctica, ya que la abstención regionalista es suficiente para hacer presidenta a Buruaga y no se necesita el concurso de ningún grupo más. La abstención puede ser para Vox un arma de doble filo en vísperas de una campaña electoral en la que quiere mantener el escaño cántabro que logró en 2019. El que, después de todo, sean los regionalistas quienes propicien el nuevo Gobierno no ofrece para el elector de centro-derecha, respecto de Vox, muchas seguridades ante el 23J. Pero aquí, como ha dejado traslucir la portavoz de Vox, se aplica una estrategia nacional, no de la situación cántabra como tal. El partido de Abascal podría así llegar a ser víctima en Cantabria del método centralista que con tanto ardor propugna.
Sea como fuere, se considera probable una toma de posesión de Buruaga para la semana del 3 de julio. A partir de entonces, deberá anunciar el nuevo Gobierno en sus diversos escalones e iniciar el rápido relevo de todos los equipos políticos de la coalición PRC-PSOE. Sin solución de continuidad, el día 7 arrancará la campaña electoral de los comicios a Congreso y Senado. La nueva etapa autonómica comienza, así, debido a la maniobra de Pedro Sánchez en el adelanto del calendario electoral, en medio de una importante agitación política. Del resultado del 23J y las posteriores situaciones en Cortes se deducirán, con toda probabilidad, nuevas dimensiones que pueden influir en la evolución de Cantabria. Otro formato como el denominado 'Frankenstein' daría lugar a una legislatura tensa. Un Gobierno de Feijóo en coalición o con apoyo estable de Vox favorecería también una relación similar en Cantabria.
En cambio, un Gobierno solitario del PP sin grandes ataduras sería más congruente con el Gobierno monocolor que Buruaga va a poner en marcha. En cierta manera, la legislatura cántabra tiene un doble comienzo: el de la investidura presidencial y, después, el del encaje con el contexto que se derive de las elecciones generales. Esto hubiera ocurrido de todas formas con los comicios que se iban a celebrar normalmente en diciembre, pero el adelanto de Sánchez ha anticipado también este solapamiento de ciclos: municipal, autonómico, nacional. En ese panorama, la cuestión de la armonía de signo político cobra nueva significación, pues se trata de cuatro años completos de gestión.
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