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Las elecciones del domingo dieron ayer paso a la concurrencia de dos aspirantes a la investidura. El candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y el del PSOE, Pedro Sánchez. Para lo que tendrán que postularse asegurando al Rey que cuentan con los apoyos parlamentarios ... necesarios. Algo que ambos partidos podrán tratar de demostrar en el pleno de constitución del Congreso para la XV Legislatura, en la elección del presidente o presidenta de la Cámara baja y de los demás integrantes de la Mesa. Las posteriores consultas que Felipe VI mantenga «con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria» deberán clarificar la situación. Y es de esperar que ninguno de los dos aspirantes se presente al trámite de investidura sin contar previamente con el respaldo preciso. La mayoría absoluta en primera votación, o más votos a favor que en contra en segunda votación. Feijóo mostró ayer su intención de establecer contactos con las demás formaciones, entendiendo que al ser el candidato del partido más votado este 23 de julio le corresponde la iniciativa. Pero cabe descartar ya que el PSOE de Sánchez, quien no felicitó a Feijóo por haber ganado las elecciones del domingo, se avenga a favorecer su investidura. Todo lo contrario, ayer el secretario general socialista trasladó a la ejecutiva de su partido el convencimiento de que logrará los apoyos necesarios para un Gobierno de coalición con Sumar.
En otras circunstancias Sánchez esperaría a que se malograra el intento de Feijóo para postularse después a la investidura. Pero no parece probable que el candidato popular se exponga a un trámite en el que, de entrada, pueda recibir más votos en contra que a favor. Propiciando así la alianza alternativa liderada por Sánchez. De manera que éste se verá obligado a explorar el apoyo de ERC y la abstención de Junts, toda vez que puede asegurarse sin tantas dificultades el concurso de EH Bildu y del PNV. Los portavoces del partido de Puigdemont y el propio huido se han mostrado muy reticentes a secundar a Sánchez facilitándole la investidura. Pero parece más dudoso que tras el serio revés sufrido por ERC, Junts y la CUP –también el PNV– el independentismo catalán encuentre incentivos en un bloqueo parlamentario abocado a la repetición de elecciones.
Al frente del Gobierno en funciones desde el domingo, Pedro Sánchez no parece tener excesiva prisa en mostrar sus cartas, mientras ejerce la presidencia de turno de la Unión Europea. Más allá de que trate de asegurarse la mayoría de la mesa del Congreso el próximo 17 de agosto. Si hay algo que los dos aspirantes a hacerse con las riendas del Gobierno de España han de mantener en este tiempo de espera es la institucionalidad. Especialmente quien intenta continuar en la Moncloa. En nuestro sistema parlamentario son los diputados y diputadas en el Congreso quienes eligen a la persona encargada de presidir el Ejecutivo. Pero mientras eso no se produzca, la fuerza más votada merece una consideración que nadie –y menos un presidente en funciones– puede desdeñar. Como Pedro Sánchez no puede desatender la iniciativa de Alberto Núñez Feijóo para procurar la gobernación de España. Por otra parte, el presidente en funciones Sánchez no puede escuchar que desde Junts se reclama la autodeterminación y la amnistía a cambio de su apoyo a una eventual investidura sin advertir que no tienen cabida en la Constitución.
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