Jubileo a medio gas

De hecho, el Camino de Santiago, uno de los ejes históricos vertebradores de Europa, tiene en Santo Toribio un relevante hito a través del Camino Lebaniego, inscrito en el Camino del Norte, con la reliquia como destino de una tradición secular que se mantiene con fuerza hoy en día. Al margen de las vivencias que cada uno extraiga de la experiencia de la peregrinación, Liébana es un destino de particular idiosincrasia, por sí mismo y como entrada a los Picos de Europa, otra enseña geológica y natural que Cantabria comparte con las Comunidades vecinas de Asturias y Castilla y León.

No es de extrañar, por tanto, que una comarca con tales atractivos históricos, paisajísticos, su clima especial y su belleza abrumadora sea un valor turístico de primer orden, y como tal ha ido desarrollando una extensa oferta de alojamiento, gastronomía y actividades para el visitante vinculadas a sus señas de identidad: el medio natural, la agroalimentación, la hospitalidad de sus habitantes y el destino religioso. En coincidencia con el Año Jubilar, el sector y la sociedad en general reclaman a los gobiernos que lleven a cabo una promoción que, al hilo de la celebración, atraiga al mayor número posible de visitantes a Liébana y a Cantabria.

En esta ocasión, la mayoría de los agentes implicados reconocen que la concurrencia ha sido inferior a lo esperado, y ello a pesar de que Cantabria ha batido su récord de visitantes el pasado ejercicio. Los afectados del sector y de la comarca vienen a coincidir en que, pese a que el Camino Lebaniego se ha consolidado al ganar notoriedad, los municipios de Liébana han tenido menos presencia turística. Las causas de este descenso han de buscarse en varias circunstancias. El relevo en el Gobierno regional ha propiciado un cambio de visión, políticas y actuaciones con la temporada ya en curso, lo que no beneficia a la continuidad de las decisiones adoptadas, hayan sido más o menos acertadas. La promoción ha sido escasa, y no esencialmente certera, vistos los resultados. Y en la caída de presupuestos y patrocinios respecto a los años de bonanza puede encontrarse otro de los motivos del estancamiento.

En todo caso, aunque la medición de las visitas no es precisa dada la carencia de un sistema unificado para contabilizarlas, y como tampoco se trata de un desplome agudo, el descenso ha de tomarse como un aviso que lleve a un nuevo planteamiento en próximos Jubileos. Porque, para empezar, su promoción no debe limitarse a la temporada alta, que ya cuenta con un buen número de visitas y una asistencia intensiva en determinadas fechas, y puede extenderse a las cuatro estaciones, llenas todas de atractivos inigualables. Ni solo a los Años Santos, para mantener la notoriedad de Liébana aún con la Puerta del Perdón cerrada, aunque se incremente en los Jubileos. Las obligadas acciones fuera de la región no pueden olvidar el turismo interior de los propios cántabros, los primeros que han de recomendar la visita. Un nuevo modelo, en fin, quizá alejado de grandes y costosos fastos de efímero impacto y más centrado en una promoción permanente dirigida a mantener la presencia constante de Liébana entre los destinos turísticos españoles, como sin duda se merece.