Secciones
Servicios
Destacamos
La Ley de Amnistía entró en vigor ayer con su publicación en el BOE, sin que se conozca cuántas personas vinculadas al 'procés' podrían beneficiarse de ella, ni su alcance jurídico real, ni el tiempo que requerirá su aplicación. Aunque las solicitudes de encausados, las ... iniciativas judiciales para recabar el parecer de las partes y los anuncios de elevación de cuestiones prejudiciales que se sucedieron ya en las primeras horas desvelaron el motivo por el que el Gobierno dejó la publicación de la norma para después del 9J. Porque en plena campaña se habrían cuestionado las dos virtudes descubiertas por el partido redactor de la proposición parlamentaria, el PSOE, en su prolija negociación con el independentismo. Que la constitucionalidad de la amnistía es impecable, y que acerca la legislación española a los parámetros europeos. Y el gobierno en funciones de Pere Aragonés habría resuelto, entre mitin y mitin, amnistiar las multas puestas por la 'ley mordaza' a actos relacionados con el 'procés', y no a otros. Cuando el Ejecutivo de Sánchez tiene aparcada su eventual reforma, exigida por los socios a su izquierda.
El Gobierno recuerda una y otra vez que ahora es el momento de los jueces. Desentendiéndose así de lo que pueda ocurrir con una ley escrita de manera tan forzada políticamente. El secesionismo catalán podría estar en condiciones de metabolizar las decepciones que emanen de la aplicación efectiva de la Ley de Amnistía, puesto que el victimismo ante la 'represión' forma parte de su corpus identitario. Con la salvedad de que el Tribunal Supremo entienda que Carles Puigdemont no puede beneficiarse del olvido legal, ni librarse de su detención y encarcelamiento si regresa a España. Sin que el Ejecutivo pueda llamarse a andanas en el caso de que la interpretación judicial de la ley impida o dificulte que Puigdemont vuelva a tomar las riendas de la Generalitat porque no le alcance la amnistía, o no lo haga a tiempo.
Pero, al final, lo peor de la amnistía sería que las objeciones judiciales a la aplicación que pretende el independentismo acaben señaladas como muestra de 'lawfare', contra el principio de independencia de los poderes del Estado. Y no solo por quienes demandan el olvido, sino también por quienes el 23 de julio pasaron de considerarla totalmente inconstitucional a defenderla como plenamente constitucional. El argumento de que los jueces deben abstenerse de contravenir la voluntad del Legislativo cae por su propio peso si son normas e instancias superiores las que obligan a ello.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.