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En las últimas semanas hemos conocido dos noticias de trascendencia para el futuro de Cantabria relacionadas con un mismo tema:el hidrógeno verde, la alternativa para producir energía limpia y reducir las emisiones por la que han apostado las grandes economías mundiales, entre ellas la ... Unión Europea y por extensión, España. La primera de ellas fue la presentación en Torrelavega del proyecto Besaya H2, el plan impulsado por Copsesa y RIC Energy que pretende construir en los terrenos de la desaparecida Sniace una de las mayores plantas de Europa para la producción del hidrógeno verde. La iniciativa anuncia una inversión de 850 millones que, de concretarse, sería el mayor gasto privado en la Comunidad –por encima del proyecto para ampliar la central hidroeléctrica de Aguayo que tramita Repsol– y conllevaría la creación de unos 250 puestos de trabajo directos.
La segunda noticia se refiere al estudio que van a realizar las firmas Enagás y Repsol para determinar la posibilidad de instalar en los pozos de sal de Solvay, en el subsuelo de Polanco, un almacén de hidrógeno. Si el proyecto se consolida y Polanco es el lugar elegido por las dos cotizadas, estaríamos hablando de otra inversión cercana a los 580 millones de euros para una capacidad de depósito de 335 gigavatios por hora (GWh).
Es cierto que, de momento, hay que mantener la cautela sobre estos dos grandes anuncios. Y más en una Comunidad Autónoma como Cantabria, tristemente acostumbrada a ver cómo algunos proyectos multimillonarios presentados por inversores privados o por el propio Gobierno regional resultaron fallidos, no se concretaron en la realidad después de dar los primeros pasos o, incluso, terminaron en los tribunales por supuestas infracciones penales.
Pero también es verdad que ambas noticias sí ratifican el papel principal que Cantabria puede jugar en el futuro del hidrógeno verde en España. El Gobierno central, en colaboración con el de Portugal y el de Francia, y con el apoyo de Alemania, ya tiene definido el denominado H2Med, el megaproyecto que fija los corredores para el transporte del hidrógeno verde desde la Península Ibérica hasta el centro de Europa. La importancia de la infraestructura ha hecho también que la Unión Europea haya fijado el H2Med como uno de sus proyectos prioritarios, decisión que garantiza la inversión necesaria para su desarrollo.
El trazado español contempla dos corredores para el transporte del hidrógeno y dos almacenamientos. El ramal del norte conecta la Cornisa Cantábrica, valle del Ebro y Levante, con una longitud aproximada de 1.500 kilómetros para unir Asturias, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia. Y, fija además, la construcción de dos grandes depósitos, uno en Cantabria y otro en el País Vasco.
La Comunidad, por una vez, sí aparece en los mapas, frente al aislamiento que ha sufrido en otros grandes planes nacionales o europeos. Y no debe dejar pasar esta oportunidad. Es el momento de apartar a un lado las confrontaciones partidistas y que Gobierno regional, oposición, ayuntamientos, Puerto, empresarios, etc, caminen juntos para que Cantabria pueda salir beneficiada en la carrera por el desarrollo del hidrógeno verde. Toda la región y, especialmente una zona deprimida industrialmente como es la comarca del Besaya, puede encontrar un gran pulmón para su futuro.
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