Motor cultural

Para que la idea fructifique y cumpla la función de contribuir al desarrollo de la Comunidad es ineludible que las Administraciones promuevan una serie de líneas de actuación para que, en la medida de lo posible, la actividad de todas las instituciones y empresas que participan coordinen sus iniciativas para conseguir multiplicar su efecto. Algún tipo de consejo cultural, promovido por el Gobierno regional, en el que todos los agentes implicados tuvieran voz sería una idea digna de considerar.

Otra de ellas es subrayar el carácter regional del proyecto. Porque aunque Santander es su epicentro y en donde convergen la mayor parte de los planes en marcha, toda la región ha de sentirse implicada en él. No en vano, el Mupac es deudor de Altamira, hito del arte y de la cultura universal, y del resto de manifestaciones artísticas prehistóricas repartidas por Cantabria. Mención especial merecen las cuevas del Monte Castillo, entre las más importantes susceptibles de visitar del mundo, y el flamante Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo. La Casona de Tudanca, la Torre de Don Borja en Santillana y el conjunto monumental de Comillas son, entre otros centros históricos, artísticos, etnográficos o naturales ubicados en la región, parte sustancial de esa oferta cultural que Cantabria ofrece.

El Santander Cultural entronca directamente con la tradición manifestada por la UIMP, el Festival Internacional de Santander o las convocatorias de la Fundación Albéniz, todas ellas centradas en los meses de verano y cuya programación amplia y variada cuenta con un gran seguimiento de propios y visitantes. Pero es preciso que no se quede ahí, y una vez que todo el mecanismo esté en pleno funcionamiento, seguir avanzado en la desestacionalización, para que arraigue el mensaje de que Cantabria muestra sus atractivos en cualquier época del año. En esta dirección apunta la notable programación que el Palacio de Festivales está llevando a cabo más allá del periodo estival.

La Universidad de Cantabria y las demás instituciones educativas son parte de la permeabilización que el proyecto cultural de Cantabria debe conseguir en toda la sociedad. Instituciones y asociaciones han de sentirse parte de él, sin por ello ver alterados sus propios fines y objetivos. La pluralidad de propuestas es parte de su atractivo, en el que caben tanto los equipamientos municipales, como, por ejemplo, la programación del Puerto o la nueva idea de José María Lafuente, Cultura Material. Compañías y escuelas de música, danza y teatro, librerías y galerías, centros culturales, locales de música en directo, han de verse respaldados en un planteamiento con múltiples voces que impregne la sociedad para incorporar plenamente lo cultural entre las fortalezas y atractivos de la región. La cultura, en fin, como manifestación, con toda su capacidad y grandeza, del espíritu humano, lejos de banalidades y trampantojos.