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Alberto Núñez Feijóo aceptó ayer la anunciada derrota en la investidura emplazando a Pedro Sánchez a que someta a una repetición electoral su intención de promulgar una amnistía por el 'procés'. Es muy poco probable que el presidente en funciones atienda la invitación del líder ... del PP. Más bien confía en que el realismo rebaje en unas semanas las exigencias de ERC y Junts, quienes llevaron ayer al Parlamento de Cataluña nada menos que a avalar de antemano su negativa a secundar la investidura del candidato socialista si «no se compromete a trabajar para hacer efectivas las condiciones» de un referéndum de independencia tras «dejar sin efecto lo tipificado como infracción penal o administrativa en relación a la defensa del ejercicio del derecho a la autodeterminación».
Los secesionistas recurren a la presunción de que hay un consenso catalán al respecto que les permitiría negociar en nombre de toda aquella comunidad. Pero ni ese consenso es tal, como se vio en la Cámara autonómica, ni los objetivos que pretenden a cambio de apoyar al dirigente socialista conciernen únicamente a los catalanes. Ni la amnistía es constitucionalmente indolora en tanto que afecta a la vigencia misma del Estado de Derecho ni la reivindicación de una república propia para Cataluña puede encontrar en las instituciones del Estado la complicidad que exigen. La lógica según la cual si no tiene lugar un referéndum acordado se legitimaría de nuevo la celebración de una consulta unilateral enlaza, por otra parte, con la amnistía pretendida.
La retórica de las mociones de ayer dejó patente el ánimo decidido de los independentistas por, según sus propias palabras, «no desaprovechar la ocasión». Lo desconcertante del caso es que el PSC de Salvador Illa se manifestó en contra de la amnistía y del referéndum en el Parlamento catalán, mientras el PSOE de Pedro Sánchez se mantenía de nuevo en absoluto silencio. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, insistió en que «un referéndum no es divisivo, votar no es ruptura». Sí lo es cuando se pretende instaurar nada menos que otro marco de convivencia por empeño de la mitad del arco parlamentario catalán. Como lo sería promulgar una amnistía para asegurar el gobierno de la mitad del Congreso sobre el conjunto del país. Un partido de Estado como el PSOE no puede escudarse por más tiempo en la discreción negociadora cuando desde el otro lado de la mesa se anuncia la amnistía y el referéndum.
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