Secciones
Servicios
Destacamos
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) fue una promesa estrella de la campaña que devolvió a Donald Trump al Despacho Oval hace ahora tres meses. ... Su objetivo sería «optimizar la excesiva burocracia, el despilfarro y el fraude» que heredaba de Joe Biden en una Administración federal que el mismo Trump ya pudo haber atajado entre 2016 y 2020. Y lo más llamativo era el elegido para liderar la tarea: Elon Musk, el hombre más rico del mundo y multiempresario tecnológico, al que el hecho de que sus compañías disfruten de contratos públicos bastaría para descalificar. Los críticos con el desempeño del DOGE en este primer trimestre de andadura echan en falta un plan conocido y el asesoramiento de expertos en gobernanza. Porque lo que Musk despliega es un ejército de fieles, ingenieros y ayudantes, que se han apoderado de más de una docena de departamentos y agencias del Gobierno de EE UU. La necesidad de modernización administrativa parece indiscutible en un país con deuda y déficit descomunales. Pero se cuestionan los criterios sin transparencia, los métodos intimidatorios con el personal, el indiscriminado recurso al despido o, en el mejor de los casos, a las renuncias incentivadas. Miles de empleados se ven arrojados a un mercado laboral muy tensionado por la incertidumbre que provocan las decisiones económicas de Trump. Resoluciones judiciales que habían devuelto a sus puestos a trabajadores afectados se ven enmendadas por el Tribunal Supremo, que acaba de bendecir la expulsión de 16.000 contratados a prueba, los primeros en caer. Organizaciones de derechos civiles subrayan el acceso de Musk y su tropa a datos sensibles del Departamento del Tesoro, el uso del sistema sanitario para localizar y detener a indocumentados, el empleo de la célebre aplicación Signal para favorecer la opacidad o el recurso a la Inteligencia Artificial en busca de hostilidad hacia el presidente y su política.
La motosierra recorta 4.000 empleos en el Departamento de Transportes en plena escasez de controladores aéreos, prescinde de 22.000 recaudadores en medio de la campaña de la renta y elimina la atención telefónica en la Seguridad Social a 40 millones de ciudadanos. La NASA, como la empresa espacial de Musk, dará prioridad a Marte sin volver antes a la Luna. Tanto recorte debería ayudar a cumplir el «ahorro» prometido de dos billones de dólares, pero solo serán 150.000 millones en el primer año fiscal. Todo a costa de laminar los usos identificables de la democracia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.