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El Consejo de Ministros aprobó ayer el incremento de los subsidios por desempleo a 570 euros durante los seis primeros meses, 540 durante el semestre posterior, dejándolos en 480 euros una vez cumplido el año en tal situación. Sin que esos cambios afecten a ... los parados de más de 52 años. Ello dentro de una reforma que extiende el radio de los perceptores a los menores de 45 años sin cargas familiares, y a los trabajadores eventuales del campo. Se amplía también la posibilidad de compatibilizar alguna prestación con un trabajo, pasando de 45 días a 180. Los perceptores no deberán esperar un mes a cobrar el subsidio. Medidas impulsadas por el Ministerio de Trabajo, que el Ministerio de Economía ha contrapesado con la obligación de los perceptores de presentar la declaración de la renta, un cruce más efectivo de datos con quienes se acojan al Ingreso Mínimo Vital, y un seguimiento personalizado de los casos que contribuya al empleo. Con la revisión trimestral del control de requisitos para los perceptores.
El Gobierno debía reformar el cuadro de los subsidios por desempleo para aspirar a los 10.000 millones de los fondos europeos pendientes de un cuarto pago. Las diferencias entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño parecen haberse diluido mediante una fórmula salomónica que Trabajo y Economía tratarán de atribuirse para sí durante unas cuantas horas o unos pocos días. Pero una vez cumplimentados, de manera peculiar, los compromisos incluidos en el Plan de Recuperación remitido a Bruselas, y con la vicepresidenta asentada en el Banco Europeo de Inversiones, el interés sobre la suerte de los desempleados y su reinserción laboral decaerá. Y con él la necesidad de evaluar los resultados de este capítulo de las políticas públicas. La diferencia de criterio entre dos ministerios sobre la reorientación de los subsidios por desempleo ha podido servir para destacar durante un tiempo su relevancia para la vida de españoles vulnerables. Pero, como ha ocurrido con otros episodios de la coalición progresista, han convertido un tema de interés general en una disputa de supuesto corte ideológico.
La solución dictada ayer por Pedro Sánchez revela la inanidad del conflicto escenificado. Precisamente porque al acaparar la cuestión, como si fuese un asunto doméstico y privativo de los «espacios de progreso» coaligados, se sustrae el debate e impide que siga presente en la agenda de todos. De todas las fuerzas parlamentarias, y de todos los actores del diálogo social.
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