El reto de la sanidad

Este periódico ha realizado esta semana un sondeo entre los municipios que se han acogido al plan –23 ayuntamientos– para comprobar el éxito de la medida ante la falta de datos solicitados al propio Gobierno, que ha derivado esta responsabilidad en los ayuntamientos. El resultado es que, después de algo más de mes y medio de funcionamiento, alrededor de medio centenar de pacientes ha utilizado el transporte facilitado por las administraciones.

El dato en sí –es imposible conocer cada una de las circunstancias que rodean a los pacientes– merece varias puntualizaciones. Es evidente que la medida no ha tenido la respuesta que se esperaba entre la población. Pero detrás de la cifra hay un hecho novedoso y trascendente. Para desarrollar este plan de traslados, la Consejería de Salud elaboró un exhaustivo calendario con las fechas en las que los diferentes consultorios de la región iban a estar abiertos o cerrados en función de si había o no médico que cubriera las ausencias de los titulares. Esta información, consultorio por consultorio y día por día, ha sido clave para que los propios pacientes puedan planificar y programar sus visitas al médico. Aquí es donde realmente radica el éxito de un plan que ha logrado, primero, que los consultorios (salvo excepciones por obras) no hayan cerrado todos los días del verano como sí ha ocurrido en años anteriores y, segundo, que la atención médica se haya podido realizar sin grandes inconvenientes para los usuarios. El único pero del modelo puede estar en las urgencias, servicio al que muchos ciudadanos han optado por acudir antes que al médico de atención primaria, como demuestra el hecho de que los hospitales hayan batido el récord de urgencias en un día –1.200– y que los SUAP, mermados de médicos y enfermeras, se hayan visto en algunos momentos desbordados.

La situación de la asistencia sanitaria en verano merece también un análisis desde el punto de vista político al ser en uno de los grandes debates entre Ejecutivo y oposición. En Cantabria, el cambio de Gobierno ha provocado una situación llamativa. Los anteriores gestores de la sanidad regional, hoy en la oposición, se han convertido en los principales críticos de una situación que ellos no fueron capaces de solucionar. Y los actuales gestores son los que en la oposición demandaban soluciones inmediatas al anterior Ejecutivo. Quizá, la crítica política debería moderarse en el ámbito sanitario y buscar, entre todos los partidos y agentes sociales, la solución más adecuada para responder a las necesidades que demandan los ciudadanos.