Secciones
Servicios
Destacamos
El Gobierno decidió ayer retirar a la embajadora española en Argentina en respuesta a las últimas manifestaciones de Javier Milei, ofensivas para Pedro Sánchez y, por ende, para las instituciones de nuestro país. Pero parece improbable que la medida –que podía entreverse en las advertencias ... del presidente español– vaya a disuadir al inquilino de la Casa Rosada de proseguir la escalada de provocaciones. El problema de ritualizar así una quiebra en las relaciones entre dos países que mantienen vínculos económicos, culturales y familiares imposibles de suspender es que el Consejo de Ministros no pudo ayer especificar las condiciones cuyo cumplimiento revertiría la retirada de la embajadora. A no ser que entre las «medidas» posibles Moncloa contemple la eventualidad de convertir la quiebra mostrada ayer en una ruptura expresa de relaciones entre Madrid y Buenos Aires. La dignidad de nuestra democracia no se asegura jalonando de gestos de desagravio un toma y daca que amenaza con volverse interminable entre Pedro Sánchez y Javier Milei. La dignidad de nuestra democracia se preserva más y mejor eludiendo provocaciones, que dándoles pábulo en nombre de la dignidad. Tanto en el debate político en España, como ante la discusión que pueda generarse en el ámbito internacional.
Los gobiernos de Sánchez han hecho gala de pragmatismo a la hora de procurarse, legítimamente, el apoyo de formaciones que cuestionaban abiertamente la dignidad democrática del Estado constitucional. Bastaría una décima parte del pragmatismo empleado para pasar por alto el cuestionamiento de la calidad democrática de nuestro sistema de libertades para sortear el desafío que Milei puede representar para nuestra convivencia, en tanto que la tensione desde el exterior. Solo que, en un tiempo proclive a evaluar la pertinencia de la política partidaria por sus efectos electorales, es de temer que todo este desvarío se reduzca al recuento pretendido en los comicios al Parlamento Europeo del 9 de junio. Que no sea una cuestión de dignidad, sino de oportunidad. Con el riesgo de que el escrutinio final parezca avalar el juego de los extremos. Que los actores principales de la política española acaben distinguiendo el éxito del fracaso en clave de radicalidad. Después de que el presidente argentino se convierta en protagonista principal de una campaña que hasta anteayer se anunciaba plebiscitaria entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.