Secciones
Servicios
Destacamos
El expresidente de Estados Unidos y candidato republicano a las elecciones del próximo 5 de noviembre, Donald Trump, ha sido declarado culpable de la comisión ... de 34 delitos por un jurado que debía pronunciarse por unanimidad. Incurrió en ellos por los pagos a la actriz porno Stormy Daniels con fondos procedentes de su campaña para comprar su silencio sobre un antiguo encuentro sexual que habría podido comprometer su acceso a la Casa Blanca en 2016. Un veredicto tan contundente sobre alguien que llegó al Despacho Oval burlándose así de la ley y que tras su enjuiciamiento arremetió contra el juez responsable del caso, Juan Merchan, al que tachó de corrupto, habría lastrado las opciones en las urnas de cualquier aspirante anterior a la 'era Trump' en aquel país. Pero la división generada en torno a tan singular personaje y a un fenómeno público que recurre hasta tal extremo a la viscelaridad permite que, más allá de las legítimas apelaciones que interponga el magnate, el oprobio hacia los demás y el victimismo más desvergonzado puedan enfrentarse no ya a lo políticamente correcto, sino a aquello que es fundamento de la convivencia entre diferentes: la dignidad humana.
La falta de antecedentes ante tal cúmulo de despropósitos penalmente censurados invita a pensar que, en un país tan quebrado en dos, Trump será capaz no solo de sortear una posible condena de prisión, sino de sobreponerse ante sus seguidores simulando haber sido agredido por los largos tentáculos de Joe Biden. Ayer tuvo la desfachatez de calificar a la mayor democracia del mundo de «Estado fascista». La histórica sentencia abre un escenario insólito ante la posibilidad de que un convicto lidere EE UU. Es una incógnita el impacto que la condena puede tener en los resultados electorales. Y una evidencia que los arbitrarios usos y maneras del expresidente recuerdan los de una autocracia y, en el supuesto de que regrese a la Casa Blanca, someterán a una exigente prueba la fortaleza institucional de Estados Unidos.
El veredicto interpela a todas las instancias judiciales concernidas por actuaciones de Trump investigadas o por cualquiera otras análogas. Pero también al conjunto de los ciudadanos sobre quién merece su favor para gobernarlos. Empezando por el Partido Republicano, que no puede pasar por alto el fallo y mucho menos prestarse a utilizarlo como afrenta colectiva para arropar sin condiciones a un candidato que avergüenza al país de las libertades.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.