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La reelección de Ursula von der Leyen para presidir la Comisión Europea ha contado con más margen de ventaja que en 2019 al obtener 401 parlamentarios a su favor, 41 por encima de la mayoría absoluta de la Cámara de Estrasburgo. Un respaldo apuntalado por ... Los Verdes, que así reclamarán su participación en las grandes decisiones que deba adoptar la Unión junto con el centroderecha, los socialdemócratas y los liberales, fundamentalmente frente a las familias de la extrema derecha; a «los demagogos y extremistas» que tratan de «dividir» y «polarizar», en palabras de Von der Leyen. La que fuese ministra de Defensa de Alemania tiene un recorrido importante en el compromiso con la seguridad europea ante la insistencia expansionista de la Rusia de Putin. Deberá conciliar los planteamientos de los distintos grupos de la mayoría parlamentaria y los intereses de todos los gobiernos en torno al Pacto Verde. Le tocará dar sentido unitario a la política migratoria común, cuando cada socio de la UE está atendiendo al flujo de extranjeros desde vivencias muy dispares. Con la eventualidad de que «la coalición ampliada» que respaldó ayer su reelección pudiera resquebrajarse por el lado de Los Verdes e incluso de los socialdemócratas, a poco que desde la Comisión o desde el PPE se ensayen aproximaciones hacia los Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni.
La votación de ayer dejó perfilada una divisoria que podría subrayarse debido a dos factores fuera del control de Bruselas: la actuación quintacolumnista de Viktor Orbán durante la presidencia de turno húngara de la UE; y la posible elección de Donald Trump como presidente de EE UU, en ejercicio a partir del 20 de enero de 2025. La autoridad de Von der Leyen y, sobre todo, la de los otros veintiséis ha de neutralizar el mandato de Orbán requiriendo, además, que esos seis meses de relevo sean en adelante considerados faltos de atribuciones políticas e institucionales que no cuenten con la anuencia del Consejo Europeo. Y Bruselas tiene que ganar tiempo ante el cada vez menos hipotético caso de que Trump vuelva a la Casa Blanca. Europa no puede permitirse perderlo porque Budapest insista en priorizar sus conexiones con el Kremlin y con el Partido Republicano estadounidense. Von der Leyen optó ayer por abrir nuevos campos de acción como la desburocratización de Europa, el Mediterráneo con cartera propia y la Vivienda asequible con otro comisario. Aunque a la Unión, siempre perfectible, le toca apretar en los próximos cinco años, más que abarcar.
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