La educación natural
CANTABRIA POSITIVA ·
Las mocedades de la Cantabria vaciada poseen una gran ventaja que pueden explotar y la sociedad necesita: cercanía a la naturalezaSecciones
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CANTABRIA POSITIVA ·
Las mocedades de la Cantabria vaciada poseen una gran ventaja que pueden explotar y la sociedad necesita: cercanía a la naturalezaEl imbatible Canal Vacas retransmitía, durante el primer confinamiento, escenas tan inolvidables como el nacimiento de un ternero en la alta Liébana. Y uno, que es de pueblo y se ha criado a cien metros de varias cuadras de vacas lecheras, se preguntaba: ¿cuánta mocedad ... de Cantabria ha visto alguna vez cómo nace un ternero? Nosotros mismos ya pertenecíamos a una transición, animada por la industria cercana, a lo periurbano y urbano. Aún nos quedaban algunos privilegios, como sorprender a un zorro en una colina y probar uvas silvestres, pero en nuestras enseñanzas no figuraba identificar en detalle los árboles, plantas y flores de nuestro entorno; ni documentarnos en una lonja sobre los diversos tipos de peces; ni aprender sobre los insectos, reptiles y mamíferos, o aves del lugar; o sobre las rocas y otros aspectos geológicos. ¿Qué otra cosa es, empero, Cantabria, sino el conjunto de todo ello? Eso sí, teníamos unas enciclopedias de muchos volúmenes, bien escritas e ilustradas, pero no adaptadas a lo local.
Nuestros maestros y profesores hacían lo que podían. Había un programa que cumplir, el Ministerio vigilaba, y entonces se creía que una educación generalista era lo que se necesitaba para salir del ruralismo mental y dar oportunidades en una economía en proceso de europeización. No lo desmintamos, porque aquí estamos. Pero ningún mal nos hubiera hecho ver nacer un ternero, y con ello entender qué es un mamífero, y la reproducción sexual, y su diferencia respecto de otras, y la evolución de las especies, y la distinción entre selección natural y artificial. Y así ponernos en contacto con el enigma de la vida.
Habrá jóvenes en la Cantabria vaciada que, aun en desventaja respecto de todas las oportunidades que proporciona una zona urbana, sin embargo conserven esa cercanía a la naturaleza, que es su ventaja espiritual. No solo se necesita arraigar gente en el campo para que los pueblos no se vacíen y haya vida económica, sino que necesitamos también tipos de personas que no hayan perdido el vínculo con la tierra. No el ecologista urbano, sino el naturalista rural, salvará el porvenir.
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Ana del Castillo
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