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Educar por la paz

Los valores de la democracia y la libertad siempre han costado esfuerzo y sacrificio

Lunes, 13 de junio 2022, 07:27

Cuando ves las imágenes de la muerte y destrucción que está provocando la invasión rusa en Ucrania la indignación crece en décimas de segundo y la indefensión ante los agresores sin escrúpulos te hace cuestionar, y mucho, la condición humana. Mejor dicho, la condición de ... algunos que dicen ser humanos, pero no tienen ni pizca de escrúpulos y anteponen su propia ambición personal y política a cualquier otra consideración de respeto a la vida de otros seres humanos, a los derechos humanos en su más profunda esencia y al derecho internacional que nos debe permitir una convivencia en paz. El caso del presidente de Rusia, Vladímir Putin, y de sus oligarcas protectores, no es ni el primero, ni el más cruel, ni el más vergonzoso, pero nos debería acuciar la obsesión de que fuera uno de los últimos. En la historia no ha sido posible acabar con la ley del más fuerte. Nadie podía imaginarse que en suelo europeo podría desencadenarse una tropelía tan atroz como la que se sufre en Ucrania. Pensamos que lo habíamos visto todo en Bosnia, pero no quisimos advertir los riesgos de la violencia desatada en países como Siria, Libia, Yemen o en varios países africanos porque nos resultaban lejanos. Sin embargo, los populismos autoritarios como el que sufre Rusia se entrenaban en estos países con total impunidad y ahora se aplican a lograr sus objetivos por la fuerza.

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