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El asesinato del candidato a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán, en abril de 1948, propició 'El Bogotazo', una ola de violencia que se extendió al resto del país. Se produjeron actos violentos, incendios de edificios públicos, destrucción de archivos, asesinatos de funcionarios, asaltos a comercios, ... atracos a iglesias y decenas muertos.
En 1956 los partidos Conservador y Liberal firmaron el Pacto de Benidorm en España, que establecía la alternancia política entre ambas fuerzas. Ese Frente Nacional de los partidos Liberal y Conservador, generó estabilidad económica y política pero cerró las puertas a otras opciones políticas que, al verse excluidas, algunas se convirtieron en grupos guerrilleros: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Quintín Lame, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Movimiento Diecinueve de Abril (M-19). Más tarde aparecerían los paramilitares, las Autodefensas Unidas de Colombia como agrupación contrainsurgente. El Frente Nacional se acabó en 1974 y en 1991 entró en vigor una nueva Constitución progresista que abría espacios políticos a otros partidos. Entre 1990 y 1991 se desmovilizaron el M-19, el EPL, el PRT y el Quintín Lame.
El pasado 29 de mayo se celebró la primera vuelta de les elecciones presidenciales en Colombia con cuatro candidatos, en un clima no exento de riesgos. En 2019, un año después de llegar al poder, el presidente Iván Duque tuvo que enfrentarse al primer estadillo social, que se agravó por el anuncio poco afortunado a comienzos de 2021 de una reforma tributaria. No era una mala reforma, pero fue un desacierto presentarla en ese momento. La actuación de las fuerzas de seguridad agudizó el problema al causar 27 muertes de civiles. Las movilizaciones coincidieron con la gestión de la pandemia (una gestión no muy distinta a la de otros países) reflejando un profundo descontento social en diferentes sectores.
Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín, líder de la derecha en la coalición 'Equipo por Colombia', sucesor de un Álvaro Uribe en la sombra, obtenía el 23,91% de los votos. Sergio Fajardo, exgobernador de Antioquia, liderando el centro progresista con la coalición 'Centro Esperanza' fue víctima de la polarización electoral con un 4,20% de los votos.
Rodolfo Hernández, de 77 años, populista, constructor adinerado, y una incógnita electoral, lideraba el movimiento 'Liga de Gobernantes Anticorrupción' consiguiendo el 28,15% de los votos.
Gustavo Petro, de 62 años, exalcalde Bogotá, antiguo miembro del movimiento guerrillero M- 19 surgido después de las presidenciales de 1970 cuando Gustavo Rojas Pinilla cayó derrotado por Misael Pastrana, el grupo que tomó el Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985 y que firmó un acuerdo de paz con el Estado colombiano en marzo de 1990, lideraba la coalición de izquierdas 'Pacto Histórico' y obtenía el 40,3% de los votos. Petro se mueve, por la composición de su coalición electoral, en la disyuntiva de optar por el nacionalismo popular o el urbanismo progresista.
El panorama antes de la votación de la segunda vuelta era el de un empate técnico, pero las urnas decidieron que Gustavo Petro fuera el próximo presidente de Colombia. Ha habido gobiernos progresistas, pero su victoria del 19 de junio lleva al poder a la izquierda por primera vez en Colombia. El candidato del 'Pacto Histórico' se impuso con el 50,44% de los votos, frente al 47,03% del excéntrico empresario Rodolfo Hernández. Nunca habían votado tantas personas en Colombia, y nunca había sido elegido un presidente con tantos votos, manifestando una clara voluntad de cambio político.
Colombia, que ha entrado en un nuevo tiempo político, experimenta un período de paz como resultado de la firma del acuerdo de 2016 entre el Estado y las FARC; sin embargo, presenta escenarios de violencia con grupos armados organizados.
Colombia es la cuarta economía de América Latina. Es una democracia sólida en lo económico y en lo institucional, pese a vaivenes y tensiones. Su PIB creció en 2021 más del 10% (en 2020 había sido negativo: - 16,5%), pero los índices de pobreza se sitúan en torno al 40% y el 60% de la población trabaja en sectores informales.
La inseguridad, la violencia, la fragilidad social, las consecuencias de la inflación y el déficit fiscal (apenas el 5% de la población para impuestos sobre la renta), la minería ilegal, son problemas a los que deberá enfrentarse el nuevo presidente. El narcotráfico sigue siendo una actividad rentable. El Observatorio de Drogas de Colombia estima que en 2016 se registraron oficialmente 146.000 hectáreas de hoja de coca, lo que tiende a igualar las 163.000 hectáreas del año 2000.
Sectores de la sociedad colombiana reclaman un gran acuerdo que blinde la democracia y que, desde el respeto a la Constitución de 1991, se abra un amplio diálogo en favor de la convivencia nacional. Ese es hoy el desafío de Gustavo Petro.
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