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En 'El mundo de ayer', Stefan Zweig habla de cómo las convulsiones que sufría Europa en el siglo XX lo despojaron de todas sus raíces, incluyendo su tierra (Austria) convertida en provincia alemana, su casa y su obra literaria, que fue reducida a cenizas. «De ... manera que ahora soy un ser de ninguna parte, forastero en todas; huésped, en el mejor de los casos. También he perdido mi patria (…) he sido testigo de la más terrible derrota de la razón y del más enfervorizado triunfo de la brutalidad (…)».

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eldiariomontanes El mundo de ayer