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Cuando en 1912 don Marcelino Menéndez Pelayo lega a Santander su biblioteca y el edificio que la alberga, lo hace movido por un sentimiento de gratitud hacia una ciudad de la que, según sus palabras, «había recibido incontables muestras de estimación y cariño». Sin embargo, ... es nuestra ciudad la que debería estar infinitamente agradecida por este inmenso legado: códices, libros impresos y manuscritos, verdaderos y únicos tesoros bibliográficos de un período que se extiende desde el siglo XIV hasta principios del XX, que conforman una de las bibliotecas patrimoniales más importantes del mundo. No sería exagerado afirmar que, tras el conjunto de cuevas con arte rupestre, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, la Biblioteca de Menéndez Pelayo (BMP) es, quizá, el bien cultural más importante con el que cuenta la comunidad autónoma de Cantabria.
Si bien es cierto que el patrimonio histórico es, de por sí, difícil de gestionar, aún lo es más el patrimonio bibliográfico, extremadamente frágil y menos conocido. Tal vez por ello, no siempre ha sido objeto de la atención que precisa y merece. La BMP, como toda biblioteca histórica, exige unas condiciones de uso y tratamiento de sus fondos diferentes a las de las bibliotecas convencionales. En este sentido, la conservación preventiva es una estrategia fundamental para evitar, frenar y minimizar el deterioro que pueda afectar a los bienes culturales.
Según consta en un informe elaborado por la empresa TSA, «los fondos de la biblioteca histórica de Menéndez Pelayo presentan un estado de conservación deficiente. Este estado está relacionado con la degradación del edificio, la ausencia de un plan de conservación preventiva que proteja el continente y el contenido, daños colaterales provocados por los medios para sofocar el incendio del museo anexo y las propias características intrínsecas y devenir de los libros».
A la vista de este dictamen, se procedió de manera inmediata a la limpieza manual y al traslado de esos fondos desde la BMP al Archivo Histórico Provincial, a fin de someterlos a un tratamiento de anoxia que eliminara los agentes causantes del deterioro biológico. En la actualidad, los libros se encuentran depositados y custodiados en adecuadas condiciones de conservación, con control de humedad y temperatura, pudiendo afirmarse que se hallan estables, y que se ha frenado su deterioro.
Es innegable que ha habido errores y mala praxis por parte de las distintas administraciones, y que algunos daños son irreversibles, pero de nada sirve llorar sobre la leche derramada. Toca construir el futuro y evitar que se repitan situaciones que haya que lamentar. Es de imperiosa necesidad invertir los recursos suficientes para que el continente esté a la altura del contenido, garantizando su adecuada conservación. El proyecto de rehabilitación debe contemplar el saneamiento integral del edificio para corregir las humedades y filtraciones que tanto daño han causado; una climatización e iluminación adecuadas, evitando la exposición a la luz solar; una cámara acorazada para los ejemplares más valiosos y espacios de trabajo que permitan a los técnicos el desempeño de sus labores de vigilancia y conservación, y a los investigadores el desarrollo de su trabajo en las mejores condiciones. Pero todo esto no será suficiente, insistimos, si una vez concluidas las obras no se dota a la biblioteca de los medios económicos y de los recursos humanos necesarios.
Es difícil amar lo que no se conoce. La BMP lleva demasiado tiempo encapsulada entre sus cuatro paredes y son muchos los ciudadanos que nunca la han visitado y que no son conscientes de su valor o permanecen indiferentes ante los males que la aquejan. Esta situación también tiene que cambiar y, para ello, es imprescindible realizar una labor de difusión que acerque la figura de don Marcelino y su colección bibliográfica a los escolares, a los habitantes de Santander y de Cantabria, y al público en general. Los trabajos de restauración que se están llevando a cabo van a permitir realizar en un futuro muy próximo sucesivas exposiciones y actividades, de forma que muchos de los ejemplares más valiosos de la biblioteca puedan ser contemplados y disfrutados por todos aquellos que deseen conocer este valiosísimo patrimonio documental de la ciudad.
En el año 023 se cumplen cien años de la inauguración del edificio proyectado por Leonardo Rucabado sobre una construcción anterior. No será posible conmemorar esta efeméride con la reinauguración de la BMP, como hubiera sido deseable, pero sí que deber ser el momento de plantearse con rigor otros modelos de gestión, más abiertos a la sociedad y más eficientes, que permitan la captación de recursos extraordinarios.
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