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Comenzábamos este mes con una ola de calor que afectaba a Norteamérica, superando en algunas regiones los máximos históricos de temperatura, al alcanzarse los casi 50 grados. Causaba la muerte de más de 400 personas en Canadá y de más de 80 en Estado Unidos. ... Simultáneamente, había un deslizamiento de tierra en Japón: fallecían 4 personas y decenas se encuentran aún desaparecidas. A los pocos días llegaban a la India fuertes tormentas eléctricas y provocaban la muerte de otras 70. A continuación, veíamos las inundaciones en Europa Occidental. Al parecer, las lluvias más fuertes desde que existen mediciones ocasionaban más de 160 muertes en Alemania y más de 30 en Bélgica. Esta semana culminaba con una nevada histórica en Brasil. Esto es solo una muestra del último mes.
Las cifras de muertes directas impactan, pero no tenemos constancia de las indirectas, ni de cómo afectará esto en la calidad de vida de las personas. Sabemos que las catástrofes naturales generan daños en las viviendas, en la agricultura, en la fauna, en las infraestructuras... Cada año, la emergencia climática provoca millones de desplazamientos forzados (en 2020 se produjeron 30,7 millones de desplazamientos internos en más de 140 países, según el Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno). ACNUR estima que, en 2050, 200 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria por el impacto del cambio climático. Además, la vulnerabilidad frente a estos eventos se ve condicionado por la situación socioeconómica, y durante el proceso de recuperación las desigualdades sociales se incrementan. ¿Tenemos claro que hay que trabajar activamente desde ya por nuestro planeta?
En España, si hablamos de temperatura, según la Agencia Estatal de Meteorología, 2020 fue el año más cálido y 2021 se abría con Filomena en Madrid y con Cataluña registrando la temperatura más baja jamás alcanzada en la Península Ibérica: 34 grados bajo cero, en la estación meteorológica localizada en el Parque Natural de l'Alt Pirineu. Los grandes incendios forestales (clasificados en este grupo los que destruyen más de 500 hectáreas) han crecido un 12% en la última década. Por su parte, los tramos especialmente vulnerables a inundaciones siguen una tendencia ascendente en nuestro país (un 8% más en el último informe del Ministerio), y los científicos identifican como responsable directo al desmesurado crecimiento urbano que ha aumentado las áreas expuestas en zonas costeras. ¿Tenemos claro que hay que trabajar activamente desde ya por nuestro país?
En Santander hemos vivido recientemente las consecuencias de fuertes inundaciones, contemplamos diariamente el impacto sobre la franja costera del cambio climático y leemos los pronósticos sobre la subida del nivel del mar en el municipio. Además, sabemos cómo afecta a la calidad de vida de los vecinos de la ciudad los cambios a nivel meteorológico y el trabajo que aún queda por hacer para mejorar la calidad del aire. ¿Tenemos claro que hay que trabajar activamente desde ya por nuestra ciudad?
En mayo se aprobó en nuestro país la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética que tiene entre sus objetivos «[...] promover la adaptación a los impactos del cambio climático y la implantación de un modelo de desarrollo sostenible que genere empleo decente y contribuya a la reducción de las desigualdades [...]». Aunque esta Ley recoge tareas específicas que deben abordarse a nivel municipal, cabe plantearse si debemos limitarnos a lo que se nos exige o tratar de ser más ambiciosos.
El Grupo Municipal Socialista lleva toda la legislatura haciendo propuestas que afectan a las distintas concejalías del Ayuntamiento de Santander, abarcables y básicas en la lucha contra el cambio climático. Así, hemos conseguido declarar la emergencia climática en el municipio, pero muchos vecinos se preguntan: ¿Para cuándo comenzamos a trabajar en un nuevo de modelo de ciudad con las miras en conseguir el galardón de ciudad verde europea, pero con la meta de velar por el bienestar y la economía de los vecinos? ¿Cuándo el Ayuntamiento reabrirá la Oficina de Lucha contra el Cambio Climático con un proyecto útil y realista, y con medios para llevarlo a cabo? ¿Cuándo se van a complementar las ayudas para edificios catalogados que financia el Ayuntamiento con ayudas para edificios sin protección que necesitan mejorar su aislamiento térmico (sabemos que muchas comunidades de vecinos no pueden afrontar este gasto)? ¿Cuándo vamos a sustituir las obras que quitan espacios verdes a la ciudad por obras que apuesten por una ordenación sostenible y bioclimática? ¿Cuándo nos tomaremos en serio la problemática de las basuras o el reciclaje?
Luchar desde lo local contra el cambio climático es apostar por la biodiversidad, la salud y el bienestar de los vecinos; por una sociedad más igualitaria; por el empleo, por una capital cada vez más atractiva para retener e incorporar talento; por ser un destino turístico seguro. Por el planeta de hoy y de mañana.
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