Empresarias: hacia la normalidad

A nivel empresarial, el confinamiento obligó a agilizar procesos como el teletrabajo que, si bien estaba siempre planeando entre los objetivos futuribles de las empresas, no se terminaba de materializar o se hacía en una proporción muy pequeña. Pero esta crisis sin precedentes nos obligó a ejecutar estos procesos y nos descubrió que sus aplicaciones eran factibles y sus posibilidades diversas.

Si hablamos de empresariado femenino, y por comenzar aportando algún dato positivo, el informe sobre mujeres elaborado por Mastercard refleja que «a pesar de ser las más afectadas, el 42% de las empresarias han digitalizado sus negocios durante la pandemia y un 34% ha sabido identificar nuevas oportunidades». Encontrar ese nicho de mercado y esas nuevas vías que nos ha proporcionado la obligada digitalización, estoy convencida de que es uno de los grandes retos que tenemos por delante las mujeres empresarias.

Pero el 2020 ha supuesto una brecha en la línea ascendente del empleo autónomo femenino. La asociación de autónomos ATA señalaba en su último informe que la tendencia de los últimos años se había roto y que «si bien en anteriores informes eran las mujeres autónomas las que empujaban el crecimiento del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), el 2020, año marcado por la pandemia sanitaria provocada por el covid-19, ha sido especialmente duro con el colectivo de mujeres autónomas».

¿Resultado? 2020 ha cerrado con 1.993 mujeres autónomas menos cotizando al RETA, frente al aumento registrado por los varones, con un total de 4.046 nuevos autónomos. Una caída que no se producía desde 2012, año en el que el RETA perdió tantos autónomos varones como mujeres, y donde la caída de varones fue muy superior a la de mujeres autónomas.

Somos empresarias igual que los hombres, sin embargo, esta pandemia ha demostrado que el empresariado femenino ha perdido más que el masculino y ha sido por una cuestión externa a la empresa pero ineludible: los cuidados.

Esta semana conocíamos los datos del paro relativos al mes de septiembre que han dejado un total de 38.354 parados en nuestra región, de los que 21.911 son mujeres, cuyo grueso lo forman las mayores de 55 años. Septiembre deja 847 parados más que el mes anterior, de los que 564 son mujeres. Es urgente que los Gobiernos activen políticas públicas de cara a evitar que en las crisis sean las mujeres las grandes perjudicadas sacrificando sus objetivos profesionales y su capacidad económica.

«Blindar el trabajo de las mujeres» fue mi mensaje a las instituciones el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y hoy vuelvo a demandarlo, porque es injusto, y una sociedad como la nuestra no se puede permitir dejar a la mitad de la población sin recursos.

Se deben crear programas específicos de formación de emprendimiento dirigidos a las mujeres, dar a conocer iniciativas y eventos específicos, normalizar la figura de la mujer emprendedora y contar con la asociaciones empresariales, como la nuestra, como interlocutores necesarios.

Las administraciones públicas no solo deben proteger el empleo, sino que tienen que ser facilitadoras del emprendimiento, agilizando trámites y evitando que un proyecto emprendedor se convierta en una carrera de obstáculos para ponerlo en marcha.

En este sentido, la crisis sanitaria también ha demostrado que la propia Administración puede gestionar infinidad de trámites vía digital, por tanto, aprovechemos este tiempo de incertidumbre que hemos vivido y extraigamos las experiencias positivas para implementar y mejorar procedimientos tediosos y, en muchas ocasiones, frustrantes por la propia burocracia impuesta.

En Cantabria, al igual que el resto de comunidades, tenemos nuestras esperanzas puestas en los fondos 'Next Generation' de la Unión Europea, una inyección económica sin precedentes que pueden ser la oportunidad de la recuperación económica, modernización, digitalización, búsqueda de nuevas alternativas laborales y, en definitiva, creación de empleo para nuestra región, eso sí, teniendo presente que se debe contar con el sector empresarial.

Explicaba al comienzo de esta tribuna que desde Admec volvíamos a poner en marcha nuestros desayunos informativos, una herramienta para acercar las inquietudes, dudas, propuestas e iniciativas de nuestras asociadas a las distintas personalidades que nos han venido acompañando durante estos años. La pandemia también nos ha privado de esas interacciones tan necesarias, porque soy una convencida de que las redes entre personas funcionan y mucho.

Lo sé porque en Admec lo hemos ido comprobando a lo largo de los años en cada acción que llevamos a cabo. Formar parte de asociaciones, federaciones o grupos de empresa es imprescindible, y lo es porque no solo creas tu propia red de contactos, sino que estableces sinergias, oportunidades de trabajo, nuevas perspectivas, otras visiones, suma y complementa.

Por lo tanto, ahora que todo apunta a que volvemos a la normalidad, sumemos.