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María Luisa Peón Afiliada al PP
Dentro de nada, esos niños de María Luisa Sanjuán tendrán edad para votar y gobernar. Mientras tanto, vivimos un súper año electoral, con metas volantes en municipios y comunidades autónomas ahora, en mayo, y podio al final, allá por diciembre y una campaña condicionada por ... el uso de las redes sociales.
Me apunto a lo de la dualidad, Rosa Inés. En el lado positivo, la inmediatez del mensaje, la posibilidad de llegar a millones de votantes en un instante de forma segmentada, y saberte literalmente en la palma de la mano de todos tus potenciales perceptores. Y en el otro, lo fácil que es practicar la desinformación y, para los nostálgicos, en qué irrelevante lugar queda la dialéctica.
El arte de dialogar, argumentar y discutir, relegado a la penúltima fila, desplazado por lo pegadizo, mediático y visual. El crédito de una propuesta electoral bien elaborada, desbancada por cualquier mamarrachada que acopie un número considerable de likes. O la reputación de un candidato en el alero por un bulo y una legión de haters.
Todo ello favorecido por la predisposición de partidarios y detractores a cuestionar lo publicado o creer lo que convenga por muy inverosímil que resulte.
No es paradójico que ahora que las redes sociales son la primera fuente de información en grandes sectores de población –más del 80% de la generación Z afirman informarse por estas aplicaciones– éstas sean los conductos que más rápido y más lejos trasladan la desinformación.
Total, las estrategias de campaña de siempre hiperbolizadas por las nuevas herramientas.
Rosa Inés García Afiliada al PSOE
Restaurante. La pareja cenaba. En una mano el cubierto, en la otra el móvil. Parecían dos jóvenes golondrinas colgadas de su teléfono. Un camarero. Los robots humanoides aún no tienen nómina.
Si la fuente de la felicidad está en las relaciones con los otros, me pregunto, después de ver mi Facebook, cómo casa esto con la búsqueda de la felicidad y el bienestar colectivo.
Las nuevas tecnologías son armas de doble filo y cargadas de futuro. Creímos que traerían más libertad y mejor información y conexión. Hoy grandes compañías intentan dominar el mundo, las redes sociales amenazan nuestra privacidad y la Inteligencia Artificial, invento fascinante, nos desafía.
Yo cogí cariño a JANO, I.A. auxiliar que nos citaba para la vacuna contra el covid buscando salvar vidas. Mi esperanza es inmensa al saber que Valdecilla y Roche estudian la sucesión genómica del Linfoma. Y aplaudo con cautela, la llegada de ChatGPT, ladrón de palabras si, como Robín Hood, dará el habla a personas sin ella.
Me angustia la nueva forma del trabajo. Microsoft, al tiempo que anunciaba invertir 10.000 millones de dólares en OpenAI, la compañía que desarrolló ChatGPT, despedía a 10.000 trabajadores. Y las grandes de la música, Universal, Wagner y Sony, controlan la industria discográfica ninguneando a los autores.
Avances y riesgos, ángeles y demonios. Hablamos de conocimiento y también de igualdad, democracia, paz y poder. Es urgente una nueva disciplina del Derecho que case Ciencia y Tecnología.
En la espera, «el optimismo es un deber moral» (Kant).
María Luisa Sanjuán Exconcejal de Cs
Educas con lo que haces, no con lo que dices, por tanto, no delegues en pantallas lo que tus hijos descubran de la vida.
Puede que esta pareja de 'golondrinos' digitales que comen ignorándose en el restaurante de Rosa, tengan hijos y seguramente disfrutan de los servicios de estas originales niñeras.
Tienen ventajas. Son baratas, no duermen y no conocen horarios. Tampoco te denunciarían a la inspección de trabajo. Si añades que entretienen los viajes en coche, te salvan de los gritos y las carreras en el restaurante y te permiten recibir en casa a los amigos sin que los enanos interrumpan continuamente, son un chollo. Pero como todo, esta nueva Mary Poppins que has metido en casa tiene su lado oscuro.
Pregúntate por qué, mandarines tecnológicos como Steve Jobs, su sucesor Tim Cook o Bill Gates no han dejado que sus hijos tuviesen teléfono móvil hasta los 14 años y tampoco les han permitido uso de dispositivos con conexión a internet o redes sociales.
Mientras la OMS recomienda que los niños no utilicen pantallas más de dos horas al día, los españoles superan las tres, pasando de cinco los fines de semana.
La Fundación Gasol acaba de publicar un estudio realizado entre 3.000 niños y adolescentes de 245 centros escolares de toda España alertando del aumento «preocupante» del uso de pantallas en menores de 8 a 16 años y el aumento en sedentarismo y obesidad.
Mejor coge a los niños y échate a correr.
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