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Rosana Inés García | Afiliada del PSOE
Mas de 21 millones de personas trabajando. Nuestra economía transformándose con la digitalización y energía renovable como tractores, es la 4ª del euro y crea empleo de calidad basado en ciencia y tecnología. Aunque el poder legislativo no apruebe los PGE –sería ideal lo contrario– los fondos europeos aseguran recursos hasta 2027 para avanzar en derechos y reformas: Justicia, Sanidad, Vivienda, Financiación autonómica… La derecha no habla de economía. Está enredada con la dictadura venezolana mientras las democracias serias trabajan por una transición pacífica en ese país. La financiación autonómica en el marco de la Constitución, en igualdad y solidaridad, obliga a la claridad del Gobierno central por la solemnidad de las reformas que exigiría recoger singularidades territoriales de España. Porque Cataluña no se va. Illa estrecha la mano del Rey. En transformación económica el Gobierno regional no está. Y en financiación no defiende singularidades (¿Valdecilla?). La presidenta, tras un año en blanco sin proyectos estratégicos, hace cambios de gobierno desquiciantes y dice «no cesaré al consejero de Sanidad ni muerta» estando ella sana. Penosa burla para los enfermos. La realidad pulveriza su gestión en los servicios públicos: el cambio tranquilo anunciado es deterioro, escasez y privatización. Contaminado el ambiente de doctrinas y contradicciones, es un respiro el acuerdo para renovar el CGPJ y nombrar presidenta a Isabel Perelló. Todos cedieron. Nadie arrasó. La Justicia respira aliviada: ¡una mujer al frente del Tribunal Supremo¡. Esperando a Draghi, nuevo curso con recursos, pero sin acuerdos. Según 'Los puentes de Madison' hay certezas que se dan una vez en la vida. Las reformas en España y Cantabria exigen tolerancia mutua, contención institucional y acuerdo. Esa es hoy mi gran certeza.
María Luisa San Juan | Exconcejal de Cs
Infame. Así pinta el reiniciado curso parlamentario nacional donde fangales, insultos y leyes frustradas siguen desafiando nuestra paciencia. El último barómetro del CIS manifiesta que la inmigración irregular es el principal problema de los españoles, aunque el paro, la economía y la vivienda sigan siendo nuestras preocupaciones más directas y cotidianas. Sin embargo, lo que debería llamar poderosamente nuestra atención es que la crispación política sea considerada por el 20,6 % de los encuestados un asunto de principal desasosiego. Triste ironía si tenemos en cuenta que solo desde la política se pueden solucionar el resto de inquietudes manifestadas. Una política cuyos actores principales (PP y PSOE), únicas formaciones que pueden liderar alternancias, son responsables de consensos dirigidos al fortalecimiento del estado de derecho. Cinco años han tardado en renovar el Consejo General del Poder Judicial y nombrar a su nueva presidenta, Isabel Perelló, que ya advirtió en su toma de posesión: «Dejen que hagamos nuestro trabajo y ustedes hagan el suyo» . Sin una justicia eficiente y eficaz, no hay regeneraciones democráticas posibles porque simple y llanamente, no hay democracia real. Deberíamos tomar nota de la lucha que los pacientes de ELA vienen desarrollando desde hace tres años por unos derechos elementales en una sociedad que presume de ser una de las grandes economías del mundo. Ellos y sus familias son el auténtico referente moral para todos nosotros. Las fuerzas políticas ya han salido en la foto. Ahora toca retratarse en la realidad presupuestaria de la ley. Ser ciudadano es votar y mantenerse vigilante porque como dice ese anónimo callejero, «un pueblo que elige corruptos, mentirosos y ladrones no es víctima, es cómplice». Vale para todos.
María Luisa Peón | Afiliada del PP
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